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Tras semanas de tensiones al interior de Chile Vamos, finalmente este martes se concretó el esperado cambio de gabinete realizado por el presidente Sebastián Piñera. Las principales especulaciones estaban centradas hace días sobre quien hasta hoy era ministro del Interior, Gonzalo Blumel (Evópoli).

Su reemplazo por parte de Víctor Pérez (UDI) estuvo marcado por el fracaso del Ejecutivo en la tramitación del proyecto de retiro del 10% de las AFP, pero también por factores políticos que se arrastraban prácticamente desde sus primeros días en el cargo.

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Estas son las tres razones que sellaron su salida:

1. Retiro del 10%

El nuevo cambio de gabinete estuvo marcado por uno de los reveses más duros para el Gobierno en el Congreso: la aprobación del proyecto de retiro del 10% de las AFP con votos de Chile Vamos, tanto de la UDI como de RN.

Para buena parte del oficialismo, la fuga de diputados y senadores que se inclinaron por aprobar la iniciativa fue una muestra de la debilidad del comité político encabezado por el ministro Blumel.

Una de las críticas más sentidas por el ex secretario de Estado llegó de parte de uno de sus antecesores en el cargo: Rodrigo Hinzpeter. “Ha sido una figura un tanto ausente”, dijo el ex ministro del Interior hace un par de semanas, apuntando también al “desgobierno, falta de liderazgo político y de responsabilidad política” de Blumel.

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2. Críticas de la UDI

Las gestiones de Blumel en Interior también fueron reiteradamente criticadas por parte de la UDI. El ahora ex secretario de Estado asumió la cartera el 28 de octubre, 10 días después del 18-O, en reemplazo de Andrés Chadwick (UDI).

Sin embargo, Blumel no era la carta original de Piñera para Interior. Prácticamente a último minuto, el mandatario se arrepintió de nominar a Felipe Ward (UDI), optando entonces por el militante de Evópoli.

La decisión causó molestia en el gremialismo, desde donde le llegaron cuestionamientos hasta sus últimos días en el ministerio. “Las decisiones, la forma en como se llevan las negociaciones, a nosotros nos dejan siempre con un sabor amargo”, fue una de las críticas más recientes de la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe.

Incluso antes de la votación del 10%, la UDI apuntó a Blumel por una decisión de Piñera que molestó particularmente en el gremialismo: no vetar la ley que pone límite a la reelección de alcaldes para que esta no afectara los próximos comicios municipales. Desde el partido que preside Van Rysselberghe acusan que el ex ministro del Interior buscó favorecer a Evópoli y desfavorecerlos a ellos, ya que habrían varios jefes comunales en sus filas que no podrían repostular.

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3. Estallido social

Según consigna La Tercera, desde que llegó al ministerio, Blumel ironizaba con que su nominación fue una “sentencia de muerte”. El clima de manifestaciones, violencia y violaciones a los Derechos Humanos no le auguraban una gestión nada fácil.

De hecho, fue la crisis sanitaria la que alejó a Blumel de una posible acusación constitucional por su rol durante las manfiestaciones. Durante los primeros días de la epidemia en Chile, el Frente Amplio decidió suspender la presentación de la acusación para poner el foco “en el cuidado de la gente”.

Los cuestionamientos también llegaron una vez más desde la UDI. El Gobierno continuó teniendo problemas para controlar el orden público después de octubre, con protestas que se volvieron a agudizar tras durante la realización de la PSU. Ya en ese entonces desde el gremialismo apuntaban a una débil gestión en dicha materia. 

Sin embargo, uno de los puntos que se destacaban de Blumel era su lealtad con el presidente Piñera. Durante las últimas semanas había manifestado que se iría sólo cuando el mandatario se lo pidiera, no antes. Con su salida, se fue del comité político el último miembro del círculo original con que el jefe de Estado trabajó en la Fundación Avanza Chile.

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