(CNN Español) — La abuela colocó su cabeza entre sus manos y comenzó a sollozar.

“Ella no tenía que sufrir”, dijo Adela Aguilar, sacudiendo la cabeza al recordar el momento en que su nieta se despidió de ella el mes pasado.

Adela Ramírez acababa de cumplir 28 años y tomó una decisión importante: dejar Cuyamel, un pequeño pueblo en el noroeste de Honduras, y dirigirse a Estados Unidos.

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“Le dije: ‘No te vayas. Aquí vives bien. Aquí puedes vivir donde quieras, trabajando’”, aseguró Aguilar a Televicentro, afiliada de CNN.

Aun así, Aguilar señaló que su nieta estaba convencida de que encontraría una vida mejor en Estados Unidos, donde ya vivían su madre y sus hermanas.

Ahora Aguilar y otros familiares y amigos están desconsolados y atónitos después de enterarse de que Ramírez estaba entre las docenas de migrantes encontrados muertos esta semana en un camión en San Antonio, Texas, según le dijeron a Televicentro.

Los investigadores todavía están trabajando para identificar a las víctimas en lo que un agente de Investigaciones de Seguridad Nacional calificó como el incidente de contrabando de personas más mortífero en la historia de Estados Unidos. Al menos 53 personas han muerto y algunas víctimas podrían ser menores de 18 años.

Las autoridades han dicho que migrantes de México, Guatemala y Honduras se encuentran entre los muertos. Y en comunidades a miles de kilómetros de distancia de San Antonio, familiares devastados comienzan a compartir historias sobre sus seres queridos.

Dos hermanos estaban emocionados de encontrar trabajo en EE. UU. y enviarle dinero a su madre

Karen Caballero indicó a los periodistas que se suponía que el viaje de sus hijos a Estados Unidos sería el comienzo de un nuevo capítulo en sus vidas.

“Lo planeamos juntos como familia, para que pudieran tener una vida diferente, para que lograran sus metas y sueños”, dijo. “Este fue el punto de partida”.

Las autoridades expresaron que sus hijos, Fernando José Redondo Caballero, de 18 años, y Alejandro Miguel Andino Caballero, de 23, estaban entre las víctimas. La esposa de Alejandro, Margie Tamara Paz Grajera, de 25 años, también falleció.

En declaraciones a los periodistas frente a su casa en Las Vegas, Honduras, Caballero contó cuánto adoraba a sus hijos. “Para mí, mis hijos siempre fueron los niños más hermosos de mi mundo”, afirmó.

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Ella le respondió a Telemundo que sus hijos estaban emocionados por el viaje, de la misma manera que cuando eran niños esperando para ir a una fiesta de cumpleaños. Querían construirle una casa con el dinero que ganarían trabajando en Estados Unidos.

“Triunfen y manténganse enfocados”, les dijo antes de irse.

El abuelo de los hermanos, Miguel Ángel Lara, le dijo a CNN en Español que sintió que algo malo había sucedido. La familia había perdido el contacto con ellos, dijo, y luego se enteró de la tragedia en San Antonio.

“Alguien me dijo: ‘Mira la televisión’. Y miré, y dije, mis muchachos están ahí“.

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