Actualmente, los cachorros, que tienen entre dos y seis meses, se encuentran en una reserva ecológica secreta en Estados Unidos, adaptándose a un entorno natural similar al que habrían conocido sus ancestros.
En un avance biotecnológico sin precedentes, la empresa estadounidense Colossal Biosciences ha logrado devolver a la vida a una de las especies más fascinantes de la prehistoria: el Canis dirus, conocido como el lobo gigante, extinto hace más de 10 mil años.
Este logro, que parecía sacado de una película de ciencia ficción, ha sido posible gracias a la tecnología de edición genética CRISPR, que ha permitido a los científicos reconstruir el genoma de estos lobos.
Los tres cachorros nacidos de este revolucionario proyecto —Rómulo, Remo y Khaleesi— están siendo cuidados en una instalación secreta de Colossal en Estados Unidos, donde se adaptan a una vida en una reserva ecológica de más de 800 hectáreas.
Con edades de entre dos y seis meses, los cachorros están experimentando un entorno natural similar al que habrían conocido sus ancestros, rodeados de nieve y naturaleza salvaje.
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Aunque aún jóvenes, los lobos gigantes ya muestran características sorprendentes. A los seis meses de edad, Rómulo y Remo miden cerca de 1,20 metros de largo y pesan alrededor de 36 kilos, y se espera que continúen creciendo hasta alcanzar tamaños impresionantes: hasta 1,80 metros de largo y 68 kilos de peso. Este tamaño no es lo único que los diferencia de los lobos comunes.
Su comportamiento también es único; los cachorros se mantienen distantes de los humanos, lo que refleja su instinto salvaje y su naturaleza independiente.
La genética de estos lobos es notablemente diferente a la de los lobos comunes. Gracias a la reconstrucción genética, los científicos han logrado replicar mutaciones clave que dan cuenta de su mayor tamaño, pelaje blanco, mandíbulas robustas y patas musculosas, características que los hacían temibles y poderosos en su época.
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