El gobierno de la ciudad de Buenos Aires está dando qué hablar con la implementación de una medida que ha generado polémica: se trata de la instalación de 24 contenedores de basura “inteligentes” que sólo se pueden abrir mediante el uso de una tarjeta magnética.
Los motivos son los que han generado más revuelo: evitar que las personas se metan al interior de los basureros y saquen la basura, ya sea para el cartoneo, o la búsqueda de comida en el caso de indigentes.
Así lo manifestó Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires, durante el lanzamiento de la iniciativa, y dijo que su propósito es “evitar que personas se metan y saquen basura. Va a mejorar mucho la limpieza de la avenida Corrientes”.
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El plan se encuentra actualmente en su fase de prueba en el microcentro porteño, dentro de la zona de la Comuna 1, y para su funcionamiento, cada residente debe pasar su tarjeta por un lector para permitir la apertura de la tapa superior del contenedor, que posee un sistema de cierre imantado.
Macchiavelli indicó además que los contenedores son construidos en Italia, que se usan “en la gran mayoría de las ciudades de Europa” y explicó que cada uno posee un sensor de volumen que dispara una alerta al encontrarse en un 75% de llenado, lo que permitiría un vaciado más rápido por parte de los camiones recolectores.
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La medida ha sido criticada desde distintos sectores políticos, que la han calificado como “poco empática” en el contexto económico y gran porcentaje de pobreza que existe en el país, y que ha empujado a muchas personas a alimentarse de los desperdicios ante las dificultades de satisfacer sus necesidades mínimas.
“No vamos a mirar para otro lado en medio de la miseria que se está generando. Si la respuesta a este grave problema es cerrar los contenedores y no organizar una mesa de coordinación en cada comuna para enfrentar el hambre, nosotros no vamos a ser cómplices de esa política”, señaló a La Nación Alicia Montoya, miembro de la organización de recolectores El Álamo.
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