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(EFE) – El ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, claro favorito para las elecciones de 2022 en Brasil, se puso a disposición este miércoles para “reparar” el país y librarlo de la “crisis de odio” que acusa ha instalado el presidente Jair Bolsonaro, a quien calificó de “psicópata“.

“Si ganamos estas elecciones, vamos a dedicar cada minuto, cada hora y cada semana a reparar este país“, afirmó el líder del Partido de los Trabajadores (PT), en el tradicional encuentro con grupos de personas sin techo y recicladores en vísperas de Navidad en Sao Paulo.

Lula, de 76 años, aún no ha anunciado oficialmente su candidatura -dice que lo hará entre febrero y marzo- pero ya habla, actúa y negocia entre bastidores como tal, cuando faltan menos de diez meses para los comicios presidenciales del 2 de octubre de 2022.

Soy el único candidato que no puede mentir porque tengo un legado; No puedo hacer menos de lo que hice”, indicó quien comenzó como tornero mecánico y terminó gobernando Brasil entre 2003 y 2010.

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Asimismo, alertó de que el próximo año “la lucha será dura”, con una campaña “difícil” en la que se teme que habrájuego sucio” por parte del resto de aspirantes a suceder a Bolsonaro, quien intentará renovar su mandato por otros cuatro años más.

Aunque por el momento todo ha sido favorable para Lula este 2021: La Corte Suprema le anuló las dos condenas por corrupción por las que pasó 580 días en prisión, lo que le permitió a su vez recuperar sus derechos políticos, y a partir de ahí el resto de investigaciones penales que le cercaban han ido archivándose una a una.

Sólo le queda un proceso abierto por un supuesto delito de tráfico de influencias en la compra de unos cazas Gripen, de la empresa sueca SAAB, en 2013, cuando lideraba su sucesora en el poder, Dilma Rousseff (2011-2016).

Favorito de las encuestas

Los sondeos de intención de voto también le sonríen. Lula hoy es el máximo favorito con más de un 40% de los apoyos y una amplia ventaja sobre el ultraderechista Bolsonaro, al que le otorgan un 20 a 25%.

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Más lejos empieza a asomarse Sergio Moro, el exministro de Justicia de Bolsonaro y juez que llevó a Lula a la cárcel, con casi un 10% de los votos, después de afiliarse al partido derechista Podemos. Algunas encuestas proyectan incluso que Lula podría ganar en la primera vuelta.

“Juntos podemos cambiar este país, ya lo probamos una vez”, expresó Lula en alusión a sus dos mandatos en el poder, durante los cuales consiguió sacar de la pobreza a 30 millones de brasileños y el país vivió un clima de bonanza económica que hoy ha perdido golpeado por fuertemente por la pandemia de COVID-19.

“Una crisis de odio”

A juicio del ex presidente del Partido de los Trabajadores, Brasil no necesita una “revolución”, sino tener un gobiernomás humano” que resuelva la “crisis de transmisión de odio“, “moral” y de “falta de cariño” que, en su opinión, ha promovido Bolsonaro, al que criticó su negacionismo sobre la pandemia, que ha causado casi 620.000 muertos.

Las mentiras harán que Bolsonaro se hunda“, completó Lula entre los aplausos del público, al que le pidió “no perder la esperanza”. Sin embargo, no hizo mención alguna a la posibilidad de incorporar como candidato a vicepresidente de su fórmula al exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin, uno de los fundadores del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, centro derecha), del que se desvinculó la semana pasada.

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No parece que sea una opción transversal, porque en la reunión de este jueves había pancartas opuestas a una fórmula Lula-Alckmin.

De hacerse realidad, el expresidente daría un giro al centro que restaría apoyos a una eventual “tercera vía” que están intentando componer los partidos de centro-derecha para romper la polarización entre Lula y Bolsonaro en las elecciones de 2022.

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