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Alta presión sanguínea. Ansiedad. Depresión. Insomnio. Estas son solo algunas de las posibles consecuencias a largo plazo para la salud que enfrentan las mujeres de mediana edad que sufrieron agresiones sexuales y acoso, según un estudio publicado el miércoles en JAMA Internal Medicine.

Con el enfoque de la nación en las acusaciones de mala conducta sexual, es un recordatorio aleccionador del costo de salud que cualquier forma de abuso sexual puede tener.

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“En cierto sentido, el cuerpo está contando la historia”, dijo Nancy Krieger, una profesora de la Escuela de Salud Pública Chan, que no participó en el nuevo estudio. “No todas son capaces y están dispuestas a identificar lo que les sucedió, pero eso no impide que el cuerpo tenga opiniones al respecto y las exprese“.

Importantes consecuencias en la salud

El estudio incluyó a 304 mujeres no fumadoras entre las edades de 40 y 60 años. El 19% de las mujeres reportaron haber sufrido acoso sexual, el 22% reportó haber sufrido una agresión sexual y el 10% reportó ambas.

Las mujeres del estudio que reportaron haber sufrido agresiones sexuales tenían tres veces más posibilidades de experimentar depresión y el doble de tener ansiedad elevada que las mujeres sin traumas sexuales, dijo la autora del estudio, Rebecca Thurston, profesora de psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh.

El estudio halló que quienes experimentaron agresión sexual o acoso tenían el doble de probabilidades de tener problemas para dormir, incluido el insomnio.

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Las mujeres que informaron acoso sexual en el lugar de trabajo tenían una presión arterial más alta que las mujeres que no lo hicieron, en niveles suficientemente significativos como para ponerlas en riesgo de sufrir un derrame cerebral, aneurismas, enfermedades renales, ataques cardíacos y otras formas de enfermedades cardíacas.

El acoso sexual también se relacionó con niveles más altos de triglicéridos, dijo Thurston, un factor de riesgo clave para la enfermedad cardíaca, que es la principal causa de muerte de mujeres en Estados Unidos.

Aunque no fue capaz de afirmar una relación directa de causa y efecto entre el abuso sexual y el impacto en la salud, los resultados observados fueron interesantes, dijo Thurston, especialmente el impacto del acoso sexual en el lugar de trabajo en la salud de las mujeres.

“Hubo una falta de diferencias notables en los resultados de salud entre las mujeres que fueron agredidas sexualmente o acosadas sexualmente”, dijo, “lo que habla de la universalidad de este tipo de experiencias”.

Trauma sexual y poca salud

Más de una de cada tres mujeres ha sufrido agresiones sexuales, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., y se estima que hasta el 75% de las mujeres han sufrido acoso sexual en el lugar de trabajo.

En investigaciones anteriores, las mujeres han informado por sí mismas lo que consideraban efectos negativos del abuso sexual. La lista es larga e incluye asma, artritis, problemas digestivos, del corazón e inmunidad, migrañas y dolor crónico.

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Pero el autoinforme de las sobrevivientes de abuso sexual puede estar sesgado por factores como el estado de ánimo, la memoria y el conocimiento de las condiciones de salud, dijo Thurston.

El estudio nuevo utilizó mediciones clínicas para la presión arterial, la depresión, la ansiedad y el sueño para medir de manera más objetiva el impacto del trauma sexual, dijo.

Un estudio realizado por Krieger hace más de una década también midió clínicamente la presión arterial. Ese estudio había examinado a más de mil trabajadores de bajos ingresos y con diversidad racial. También encontró que el acoso sexual estaba relacionado con la hipertensión.

“Eso está en la categoría de algo que es completamente prevenible”, dijo Krieger, y agregó que más investigación en este área es fundamental.

“El hecho de que nuestro estudio, publicado hace 10 años, fue el único otro estudio que en realidad tenía datos sobre los resultados medidos de salud física de experiencias autoinformadas de acoso sexual es bastante revelador”, dijo. “De hecho, es absurdo”.

Tanto Thurston como Krieger recomiendan que las mujeres que han sufrido algún tipo de abuso sexual encuentren un proveedor de atención médica y obtengan la atención que necesitan.

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