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(EFE) – La organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) denunció este martes que la política del segundo hijo vigente hasta ahora en China “ha convertido la discriminación contra las mujeres en el lugar de trabajo relacionada con el embarazo en algo habitual”.

En un informe publicado poco después de que las autoridades chinas anunciaran que permitirán a los ciudadanos tener un tercer hijo para fomentar la natalidad, la ONG recoge las distintas formas de discriminación que han sufrido las mujeres durante la vigencia de la política del segundo hijo, que se implantó en 2016.

Al presionar sobre la tasa de natalidad “sin las protecciones laborales adecuadas, el Gobierno chino ha otorgado a los empleadores una licencia para acosar y discriminar” a las mujeres, aseguró Yaqiu Wang, autora del informe e investigadora de HRW.

Según Yaqiu Wang, muchas mujeres han acudido a internet, a los medios y a los tribunales para denunciar los abusos en los lugares de trabajo.

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“Las autoridades chinas deben hacer cumplir plenamente las prohibiciones legales contra la discriminación en el trabajo por motivos de género y embarazo, y deberían dejar de regular el número de hijos que las familias pueden tener, dejar de presionar a las mujeres para que tengan hijos y garantizar políticas de libranzas equitativas para los cuidadores”, subraya la organización en un comunicado.

Según cuenta la ONG, durante la era de la política del segundo hijo, las mujeres podían disfrutar de dos bajas de maternidad. Sin embargo, muchas empresas intentaron evitar esto mediante anuncios laborales determinados, entrevistas de trabajo y tratamiento discriminatorio en el trabajo a mujeres sin hijos o con un solo hijo.

HRW explica que es común encontrarse con anuncios de empleos en los que se requiere preferiblemente a un trabajador varón o a una mujer que ya sea madre.

El Politburó del Comité Central del Partido Comunista chino (PCCh), uno de sus máximos órganos rectores, reconoció ayer lunes tras una reunión a puerta cerrada que es necesario dar “pasos decisivos” que respondan “al problema del envejecimiento” y hagan mejorar “la estructura poblacional” del gigante asiático.

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Según el censo presentado a principios de mayo y elaborado cada diez años, China cuenta ahora con casi 1.412 millones de habitantes, aunque el envejecimiento y la baja natalidad han hecho saltar las alarmas en Pekín.

En 2020, la cifra de nacimientos cayó por cuarto año consecutivo, con 12 millones frente a los 14,65 de 2019, mientras que la tasa de fertilidad quedó en 1,3 hijos por mujer, por debajo del 2,1 estimado por Naciones Unidas para mantener una población estable.

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