La princesa Ayako apostó por seguir las reglas de la Casa Imperial de Japón y decidió renunciar a su título para casarse con el empresario Kei Moriya, ejecutivo de la compañía naviera Nippon Yusen.

La ceremonia tradicional fue el lunes en el santuario Meiji de Tokio y fue seguida con especial atención en el país.

Ahora convertida en una ciudadana más, la tercera hija del príncipe Takamado (que murió en 2002), recibirá casi 1 millón de dólares como compensación por la pérdida de su condición de princesa.

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De esta forma, Ayako acató la ley japonesa que priva a las mujeres de la familia real de su título si contraen matrimonio con plebeyos. Sin embargo, esto no es igual para los hombres: tanto el emperador Akihito, como sus dos hijos se casaron con mujeres que no pertenecían a la realeza.

Asimismo, actualmente la ley no permite que las mujeres accedan al trono.

Este hecho da cuenta de otra realidad que afecta a la realeza nipona: la falta de herederos. Aunque se han pedido cambios en la ley ante la reducción de la familia real, los conservadores mantienen firme su postura y se resisten a que las mujeres puedan heredar el trono.

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