El precursor del Brexit duro, Boris Johnson, ganó la competencia por el liderazgo del Partido Conservador del Reino Unido y tomará el lugar de la saliente Theresa May cuando de un paso al costado el miércoles.

Johnson, un ex alcalde de Londres y secretario de estados para las relaciones exteriores fue oficialmente nombrado el nuevo líder conservador, derrotando a su rival Jeremy Hunt en el balotaje partidario.

La votación por el liderazgo se desató luego de que una tambaleante May fuera forzada a renunciar luego de perder el apoyo de su gabinete, muchos de los cuales estaban hartos de su inhabilidad para asegurar la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Como primer ministro, Johnson (55) heredará los mismos problemas de un parlamento -y nación- profundamente dividido cuando asuma su cargo.

A través de su campaña, Johnson fue enfático en su voluntad de salir de la UE sin un acuerdo, prometiendo “hacer o morir” para el 31 de octubre, el último plazo para la salida del bloque.

Él dijo que estaría dispuesto a forzar el Brexit para esa fecha suspendiendo el parlamento si es que no es capaz de negociar un nuevo trato de salida con las autoridades de la Unión Europea.

Así, el bloque ha dicho que no hay chances de reabrir el acuerdo de salida, el cual May hizo en 2018, pero que falló en satisfacer tanto la ala eurofílica como la euroescéptica del los conservadores y el parlamento.

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Mientras la postura de Johnson en el Brexit ha definido su apuesta para liderar, sus declaraciones incendiarias respecto a religión y raza han despertado críticas respecto a su carácter.

En su columna semanal en el diario británico Daily Telegraph el pasado agosto, el comparó a las mujeres musulmanas vistiendo velos de cara completa con “buzones” y “ladronas de bancos”.

Nicky Morgan, una miembro conservadora del parlamento y ex ministra del gabinete, mira cómo aquello podría ser un obstáculo en la llegada de Johnson al poder.

“Creo que reconoce ahora que lo que dice tiene una reacción”, asegura Morgan. “Él seguirá siendo consultado acerca de los comentarios que ha hecho en el pasado y probablemente querrá seguir adelante. Pero el hecho es que en la era actual, es difícil seguir adelante”.

Pero también puede ser encantador y hace grandes esfuerzos para ganarse a la gente, especialmente en persona.

Harry Mount, periodista que solía editar las columnas de Johnson cuando era un escritor estrella en el Daily Telegraph, explica que Johnson es “bueno en hacerte sentir bien en público”. A pesar de no haber trabajado juntos por más de una década y de no haber sido realmente su jefe, Mount asegura que hasta hoy, Johnson “me agradece con un ‘Dios, es mi jefe’, lo cual es un cumplido para mí como para que los extraños piensen ‘el tipo calvo debe ser poderoso’”.

Héroe para los adherentes al Brexit

Su habilidad para halagar y hacer a otros sentirse bien viene, en cierta medida, a explicar cómo Johnson logró ganar dos períodos la alcaldía londinense, en donde los votantes históricamente se inclinan hacia el Partido Laborista, de la centro izquierda.

Segundo, están sus políticas y su ambición política. Johnson jugó un rol decisivo en hacer que el Brexit suceda. En 2016, bajo la inmensa presión del entonces primer ministro David Cameron que buscaba respaldo a la campaña para permanecer en la UE, Johnson rompió filas y apoyó el Brexit a último minuto. Esto lo convirtió en un héroe para sus adherentes.

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Boris tiene una indefinible calidad de liderazgo. Puede persuadir a la gente para que lo respalde y que vaya en una dirección que puede no ser la que inicialmente apoyaba”, dice Jacob Rees-Mogg, un euroescéptico por largo tiempo y adherente de Johnson. “Sólo alguien con esta clase de optimismo puede hacer a la gente que apoye el Brexit”.

Pero otros piensan que la decisión de Johnson de liderar la campaña del Brexit no es más que una movida política deliberada. Morgan, un adherente de quedarse en la UE, explica que la sospecha de algunos es que Johnson “hizo esto sabiendo que podría potencialmente, y eventualmente, pulir sus credenciales de líder”.

Pero no es un secreto que la llegada de Johnson a la oficina del primer ministro era el objetivo de Johnson. Mount asegura que “siempre estuvo claro que él vio al periodismo como en un asiento en primera fila del espectáculo, en el que él quería ser la estrella”.

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