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En un intento de apaciguar la crisis política que desató la renuncia del ex ministro de Justicia Sergio Moro, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, nombró este martes como reemplazo al abogado André Luiz de Almeida Mendonça, un pastor evangélico moderado y de perfil técnico.

La renuncia de Moro, el antiguo ministro idolatrado por muchos debido su trabajo contra la corrupción en la “Lava Jato”, fue ocasionada por la salida de Mauricio Valeixo de la dirección de la Policía Federal, el pasado viernes, una decisión que, según el ex juez, se produjo por supuestas “interferencias políticas” de Bolsonaro dentro de la institución.

Aunque el nombramiento del nuevo ministro de Justicia es visto con buenos ojos por su conocida ecuanimidad y la comunicación fluida que tiene con los miembros de la Corte Suprema, no ocurre lo mismo con Alexandre Ramagen, ex jefe de seguridad de Bolsonaro durante la campaña electoral, y a quien el mandatario anunció este martes como el nuevo director de la poderosa Policía Federal.

Ramagen, hombre de confianza del “clan Bolsonaro” -formado por el mandatario y tres de sus hijos: el senador Flavio, el diputado federal Eduardo y el concejal de Río de Janeiro Carlos- es la persona con la que el que el líder ultraderechista espera tener la comunicación que no consiguió con su antecesor.

Foto: EFE / Joédson Alves

La Policía Federal conduce actualmente investigaciones que preocupan a los Bolsonaro. Una de ellas trata sobre la diseminación en las redes sociales de noticias falsas, las cuales se sospecha que pudieran ser originadas por grupos directamente vinculados a Carlos Bolsonaro y a un llamado “gabinete del odio” que operaría desde el palacio presidencial.

Otra intenta determinar si el senador Flavio Bolsonaro, en la época en que era diputado regional en Río de Janeiro, participó en una trama de presuntos fraudes y blanqueo de capitales, que habrían sido cometidos mediante la contratación de funcionarios “fantasmas” para su gabinete.

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En una decisión que podría considerarse como salomónica, Bolsonaro evitó a última hora nombrar en los dos cargos a personas cercanas a sus afectos, ya que sonaba para ministro de Justicia Jorge Oliveira, un alto cargo de su extrema confianza.

Sin embargo, pudieron modular la decisión del presidente las explosivas declaraciones de Moro, que llevaron a la Fiscalía General a pedir a la Corte Suprema la apertura de una investigación sobre las graves acusaciones contra Bolsonaro, la cual fue autorizada el lunes.

Justicia a manos de un pastor de corte moderado

Tras conocer su nombramiento, el nuevo ministro de Justicia y Seguridad Pública de Brasil, se comprometió a desarrollar un “trabajo técnico” durante su gestión.

Mi compromiso es continuar desarrollando el trabajo técnico que ha guiado mi vida.¡Cuento con el apoyo del pueblo brasileño! ¡Que Dios nos bendiga!”, señaló De Almeida Mendonça, quien fue abogado general del Estado, en un mensaje publicado en su cuenta en Twitter.

El abogado de 47 años nació en la ciudad de Santos, ubicada en Sao Paulo, el estado más poblado e industrializado, donde creció junto a una familia de tradición religiosa.

Graduado en derecho en 1993 en la Facultad de Derecho de Bauru (Institución Educativa de Toledo), Mendonça completó una especialización en derecho público en la Universidad de Brasilia y realizó una maestría de la Universidad de Salamanca (España), con una disertación sobre la corrupción y el Estado.

También estudió Teología en la Universidad de Londrina y, aunque es pastor de la Iglesia Presbiteriana Esperanza, el nuevo ministro de Justicia no está auspiciado por ningún líder religioso y tiene una postura moderada.

Brasil se divide ante posible juicio político contra Bolsonaro

Después de año y medio en el poder, Bolsonaro vive actualmente la mayor crisis política de sus 16 meses de mandato, que se suma a la problemática que enfrenta por la pandemia del coronavirus, que ya deja más de 4.500 muertos y se acerca a los 70.000 casos confirmados.

A su reiterada insistencia en considerar el COVID-19 como una “gripita”, lo que ya hacía cuestionar su gestión frente a la pandemia, se une la salida de dos de sus ministros “estrella”, en menos de diez días.

Además de la renuncia el viernes pasado del ex juez Moro, Bolsonaro dimitió ocho días antes al titular de la cartera de Salud Luiz Henrique Mandetta, otro de los altos cargos con más popularidad que el propio Bolsonaro.

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La posibilidad de abrir un juicio político contra Bolsonaro divide a la población brasileña y, en este momento, es remoto.

El presidente de la Cámara de Diputados y encargar de tramitar un eventual pedido de destitución, Rodrigo Maia, se ha opuesto a poner en marcha el proceso que pueda llevar al cese del mandatario.

Según un sondeo realizado por el Instituto Datafolha y divulgado este martes, el 48% de los brasileños rechaza abrir un proceso con fines de destitución contra el líder ultraderechista, mientras que el 45% se muestra favorable a ello. Un 6% de los entrevistados prefirieron no posicionarse al respecto.

La encuesta también reflejó que el 52% de los brasileños son favorables a las tesis de Moro, mientras que un 20% defienden al mandatario, un 6% no cree en ninguno de los dos y un 3% opina que ambos tienen algo de razón.

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