En 2006, la antigua ciudad minera Sewell fue declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco. Actualmente, representa y tiene la mezcla perfecta entre historia, desarrollo, industrialización y modernidad.
“Sewell representa la gesta y el esfuerzo del minero. Aquí comenzó la industrialización de la minería del cobre en Chile”, afirmó a Simón Mac-kay, arquitecto de la Fundación Sewell, organismo encargado de la restauración de este lugar.
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En 1905 comenzaron los primeros asentamientos gracias al impulso del norteamericano William Braden, quien deseaba contar con todo lo necesario para poder explotar la mina “El Teniente”. El campamento logró albergar en algún momento a 15 mil personas entre familias norteamericanas y chilenas.
La llamada “ciudad de las escaleras” tenía todo lo necesario para ser un lugar de primer nivel. Contaba con espacios públicos como plazas, canchas de rayuela y patinaje, pero también edificios de entretención como el teatro y palitroque, además del hospital más moderno del país y otros edificios públicos.
“Yo sé que nunca más voy a vivir en Sewell, pero fue un buen pasar. No todas las personas nacen en un patrimonio de la humanidad (…) y me siento dichoso de ser sewellino”, sostuvo a Minería 360 Mario Machuca, quien nació, estudió y trabajó en este lugar que actualmente es protegido por Codelco.
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En sus 74 años, Mario ha sido testigo de los grandes cambios que se han vivido en la industria y particularmente en los campamentos. Así como se modernizan los diferentes procesos en la minería, también lo hacen los lugares que albergan a sus trabajadores.
Este el caso de Tecnofast, que construye modernos campamentos mineros adecuados a extremas condiciones, pero con las comodidades necesarias. Esta empresa arma los residencias en su planta ubicada en Lampa y las traslada a cada una de las faenas que actualmente existen.
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