7 años de prisión para Rafael Garay y muchos dicen que es un exceso, entre ellos su abogado defensor. No lo creo, lo que pienso es que otras condenas son demasiado bajas y que la ley que castiga delitos de cuello y corbata deja mucho que desear.
Garay era un hombre educado, consciente de lo que hacía, conocía la ley y estafó a 29 personas, varias de las cuales perdieron todo. Se aprovechó de la confianza que le tenían y como el derecho debe proteger a todos, a los astutos y a los ingenuos, bien los 7 años a Garay.
Lo que indigna es que frente a casos como Penta y otros de financiamiento ilegal de la política, evasión tributaria, estafas piramidales, la Fiscalía haya llegado a tantas salidas alternativas, acuerdos, suspensiones.
Comparemos: Garay estafa por 1300 millones y 7 años de cárcel en juicio oral. Patricio Santos de AC Inversions roba 65 mil millones ¿y? acuerdo de 5 años. SQM financia ilegalmente la política chilena ¿y? suspensión condicional a la persona jurídica. ¿Los controladores de Penta?, juicio abreviado: 4 años de libertad vigilada, multa y clases de ética.
ES TAN EVIDENTE, que en la sentencia de Garay se critica indirectamente que la Fiscalía no haya llevado a juicio oral hechos similares.
¿Es que alguien de verdad cree que el de Garay es el caso más grave de todos los mencionados como para que reciba la sanción más fuerte y sólo él en juicio oral ?
Se mide con distinta vara al que tiene cuello y corbata y al que no, al que tiene poder y redes y al que no. Y sucede en la condena, pero también en el proceso. ¿Cuándo si no hay connotados personajes se hace escándalo por la transmisión de audiencias que deben ser públicas? ¿Cuándo se ha cuidado el honor de alguien acusado de un lanzazo?.
Así, con resultados como los de AC Inversions, Penta SQM y tantos más, al final queda la sensación que para algunos el mayor y necesario castigo disponible y para otros (como dijo el abogado Juan Pablo Hermosilla) una palmada y para la casa.
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