Por Mónica Rincón
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Unos destacaron que había nacido en Curacautín y que su enseñanza básica y media la hizo en la Araucanía, la Universidad en Valdivia parea luego trabajar en Telefónica del Sur: pura meritocracia dijeron. Otros criticaron que cómo Jorge Atton pasaba de zar de la ciberseguridad a Intendente de la Araucanía y que no estaba presente en la actualidad en la zona.

Lo que nadie duda es que asume uno de los cargos más difíciles en cualquier gobierno. Uno que requiere de tino, paciencia, capacidad de interlocución y una larga lista de etcétera. Más difícil en estos momentos en las confianzas están rotas y, el futuro se ve incierto.

Probablemente lo primero que necesitará Atton es demostrar que se la va a jugar a fondo para ayudar a que se haga justicia tras la muerte del joven mapuche Camilo Catrillanca.

Luego subirse al Plan Araucanía y a la vez lograr liderar a carabineros en la zona, algo nada fácil.

Porque además el conflicto mapuche se da en la región más pobre del país. Otro de los temas urgentes y postergados.

En el camino de dirigir el gobierno regional, deberá saber dialogar con todos, dejando de lado ideas que alguna vez lanzó en Twitter como traer desde Haití a las fuerzas militares para desplegarlas en la Araucanía. Olvidando un tono irónico y hasta burlón que ha empleado en esta red social.

Es una incógnita tal como lo fueron Isabel Pla y Gerardo Varela cuando se los nombró ministros. Una superó todas las expectativas, el otro ya no está en el gabinete. Nunca asumió que no podía comportarse como el ácido y deslenguado comentarista que había sido antes de llegar a Educación: advertencia útil para Atton hoy.

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