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La crisis sanitaria por el COVID-19 en Chile sucedió a la crisis social que se evidenció en las manifestaciones de octubre de 2019. La clase política gobernante ha tenido que enfrentar el descontento social y la pandemia consecutivamente.

Para analizar cómo ha enfrentado el Estado esta crisis desde el punto de vista político, Daniel Matamala conversó con Juan Pablo Luna, académico del Instituto de Ciencia Política y Estudios de Gobierno de la Universidad Católica.

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Una de las situaciones más recientes que el gobierno tuvo que enfrentar fue la discusión por el retiro del 10% de las AFP. Una en la que sufrió un revés y de la que salió con ciertas fracturas al interior del oficialismo, tras la aprobación del proyecto de ley en la Cámara.

“Me parece que constituye un shock para la clase política, para el sistema político y para quienes desde la elite social, política y económica operan sobre esta realidad. Creo que, de todas maneras, genera un shock en la elite y, en ese sentido, me parece que puede tener un impacto importante“, indicó Luna.

El analista estima que la pugna por el retiro del 10% de las AFP tiene un trasfondo político. “Lo que se jugaba en este proyecto era político, no era técnico. Cuanto más defensa cerrada del sistema y de la lógica o la ilógica del 10% se hacía desde esos sectores, más probable era que pasara en la Cámara de Diputados”

En este caso, asegura, se evidenció una de las grietas del sistema que ya venía abriéndose hace varios años. “Es la desconexión brutal entre el sistema político y sus pares en la elite social-económica, y una sociedad que siente que ha sido traicionada, que siente fuerte rechazo hacia ese sistema y que, aunque sea mediante proyectos que técnicamente son malos, la única forma que tiene de expresar este rechazo es con este tipo de manifestaciones“.

Luna indica que ese rechazo tiene que ver con una desconexión entre el sistema tecnocrático que operó en Chile y del que destaca logros en el ámbito económico, pero que no tiene un vínculo con lo que ocurre en la sociedad. “Está tan desconectados de la sociedad, que llega un momento en el cual pierden legitimidad y, una vez que la pierden, es muy difícil recuperarla, sobre todo con los mismo argumentos“, agregó.

El académico identificó lo que considera es uno de los grandes problemas del actual gobierno del presidente Sebastián Piñera, y que tiene que ver con hacer llegar de forma eficiente las ayudas a la población. “Tiene unos problemas brutales de delivery, de hacer llegar las políticas públicas a la gente“.

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Cuando se refiere a la desconexión entre la clase política y la sociedad, opina que ocurre tanto en el oficialismo como en la oposición. “Desde la derecha se piensa que quieres están detrás del estallido e impulsando esta agenda anti-elite, son los partidos de la nueva izquierda (Partido Comunista y el Frente Amplio). Mi impresión es que esos partidos están igual de desconectados que los partidos de centro y derecha y la vieja Concertación“.

Concluyó que no hay vasos comunicantes entre los dirigentes políticos y la sociedad. Además, agregó que la clase política chilena está “obsesionada con leer a la gente a través de encuestas y redes sociales” y ese es un atajo que no conduce a una genuina conexión con la población.

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