Chile atraviesa grandes desafíos económicos y sociales, además del sanitario con la pandemia de COVID-19. De un estallido social en pausa el rol del Estado es clave tras meses confinamiento y con un plebiscito at portas.
Para analizar lo que está ocurriendo en nuestro país, Daniel Matamala conversó con Dante Contreras, profesor de Economía de la Universidad de Chile.
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“Mi impresión de lo que ocurrió en octubre es que Chile enfrenta problemas estructurales que no los hemos atendido por mucho tiempo y creo que es el momento de tomarlo en serio“, dijo el académico.
Entre los principales problemas estructurales que considera tiene el país, Contreras destacó la desigualdad. “Entendida como el poco espacio de mejora que tiene una fracción relevante de la población, eso genera frustración“.
Esto ha provocado otros problemas que se manifestaron en el estallido social de octubre de 2019, asegura. “Esto ha generado una estructura de cohabitación de más de un país en un mismo territorio. Entonces, (la desigualdad) es el problema principal del que nos debemos ocupar”.
Señaló como una de las principales causas de la desigualdad socioeconómica, la segregación en la educación. “Solamente un grupo muy reducido es el que tiene acceso a la educación de calidad y por lo tanto se lleva todas las mejores oportunidades del país“.
Ante este panorama, señala que el 90% de la población no tiene ese privilegio y, si es que quieren escalar, deben hacer esfuerzos muy grandes. “Eso es bastante limitante“.
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“Es parte del problema, una elite que tiene miopía, entonces ve solo una parte de la realidad. Cuando viste la crisis social y ves la pandemia es como que te hubiesen quitado un velo para mucha gente en la elite”, dijo.
Y pondera esta situación como un grave problema que incide en la perpetuación de la desigualdad. “Nuestra elite política, económica, intelectual, tiene una ausencia de una visión amplia que le permita tener una mejor apreciación del país”.
Reconoce que, en términos macroeconómicos, nuestro país ha tenido buenos índices en las últimas décadas, pero encuentra grandes contradicciones. “Es indiscutible que Chile ha mejorado de forma significativa. Sin embargo, al mismo tiempo, hemos instalado un relato de movilidad social y meritocracia que no se han cumplido“, concluyó.
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