Este jueves se conoció la muerte de Ángela Jeria, madre de la ex presidenta Michelle Bachelet y una luchadora por la defensa de los derechos humanos.
“Después de lo que ocurre con su esposo ella se dedica a denunciar las violaciones a los derechos humanos, se convierte en una figura bastante emblemática”, dice Javier Ortega, académico UDP y coautor junto a Andrea Insunza de Bachelet, la historia no oficial.
Ángela venía de una familia más progresista que la de su esposo, Alberto Bachelet, la cual era más bien católica y conservadora, explica Ortega. “En el mundo militar de la Fuerza Aérea, que vivían en villas cerradas, consideraban que Ángela Jeria había influido en Alberto, y la culpaban a ella de lo que le había pasado a su esposo“, agrega.
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Alberto Bachelet murió luego de haber sido torturado “en manos de sus mismos compañeros de armas” durante la dictadura militar, cuenta el académico.
La carrera política de la ahora alta comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas también tuvo un apoyo en Ángela.
En 2006, cuando Bachelet busca ingresar a un curso de defensa en la ANEPE (Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos), donde se encontraría con algunos de los ex oficiales que estuvieron tras la dictadura. Es en ese momento, el que significaría un primer reencuentro con una institución que fue parte de su niñez, que Michelle le pide el respaldo a su madre, conocimientos con los que eventualmente sería ministra de Defensa de Ricardo Lagos, y posteriormente presidenta del país.
En ese sentido, la figura cobró fuerza terminada la dictadura, no sólo en Chile sino también en el exterior. Para Ortega, Ángela Jeria será recordada “como una defensora de los derechos humanos inclaudicable que no tuvo problemas en decirle a Fernando Matthei que ella iba a seguir involucrada a esta lucha cuando él ya era parte de la junta militar”.
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