Por Daniel Matamala
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Publicado por CNN

Esta es mi opinión en 360:

Pocos temas desatan tantas pasiones en Chile como la situación de los presos por derechos humanos. Y es entendible. El salvajismo de esos crímenes atroces ha pesado y seguirá pesando en nuestra conciencia nacional por décadas. Aún muchas familias chilenas esperan justicia y verdad para casos de hijos, esposos, parejas o nietos que desaparecieron para siempre en medio de la cruel represión del Estado.

Esos victimarios además han tenido un trato preferente. Gozaron de impunidad por largas décadas, luego juicios con condenas rebajadas por mecanismos como la media prescripción, y además la posibilidad de cumplir sus penas en recintos de privilegio, como Cordillera y ahora Punta Peuco. Se ha dado así la paradoja de que crímenes tan graves reciban un trato privilegiado con respecto a delincuentes comunes.

Todo eso es cierto. Pero el debate abierto hoy por la Corte Suprema no es sobre impunidad versus justicia. Es un debate jurídico sobre si es correcto o no entregarle a 5 reos el beneficio de la libertad condicional tras haber cumplido parte de su pena. Hay argumentos legales a favor y en contra del fallo de la Suprema, basados en distintas interpretaciones de la ley y del derecho internacional.

Podemos discrepar sobre el fallo de la Suprema, pero en lo que deberíamos estar de acuerdo es en que a todos los chilenos, incluidos los violadores de derechos humanos, se les deben garantizar sus derechos. Y eso incluye el derecho a reclamar ante tribunales el cumplimento de sus garantías legales.

Puede parecer una paradoja, pero al revés, respetar los derechos de los violadores de derechos es la prueba de que como sociedad somos muy distintos a ellos. La escrupulosa garantía de los derechos de todos es precisamente lo que separa a nuestra civilización de la barbarie que esos crímenes representan.

Daniel Matamala
Periodista CNN Chile

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