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Volvió marzo, volvieron las clases y volvieron los argumentos falaces para defender el proyecto de Admisión Justa.

Hoy el presidente Sebastián Piñera dijo que el sistema de actual de admisión “hace que la mitad de los niños no puedan ir al establecimiento de su preferencia”, y la ministra Marcela Cubillos reiteró la idea diciendo que la mitad de ellos no queda en un colegio de su preferencia. Pero eso no tiene nada que ver con el sistema de admisión.

Siempre si un colegio tiene 50 cupos y 100 familias quieren entrar, es de perogrullo que la mitad quedará fuera. Esos 50 aceptados se pueden elegir por un algoritmo como ahora, por promedio de notas o porque el colegio los elija, pero siempre la mitad quedará fuera.

También se ha dicho que con los cambios los padres tendrán mayor poder de elección. Eso tampoco es efectivo, porque cuando el colegio es el que selecciona, es el colegio y no la familia el que decide.

El gobierno tiene buenas razones para defender la importancia del mérito o el esfuerzo, conceptos que son también debatibles, pero en vez de hacerlo, insiste en este tipo de argumentos y en prometer cosas que ningún sistema logrará.

Una lástima, porque así es imposible construir un debate serio. El debate serio que, precisamente, se merecen las familias de Chile, tanto las que se sienten beneficiadas como las perjudicadas con el sistema de admisión.

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