Por Daniel Matamala
{"multiple":false,"video":{"key":"czoKkeh3ipB","duration":"00:01:34","type":"video","download":""}}

Por mucho tiempo, crecimiento y medio ambiente parecieron un juego de suma cero, en que debíamos elegir entre lo uno o lo otro.

Crecer significaba industrias contaminantes, gigantescas termoeléctricas, montañas de astillas de madera y relaves mineros. La destrucción del medio ambiente y la salud de quienes viven en las “zonas de sacrificio” era -nos decían- el costo del desarrollo.

No había alternativa: o hacíamos mega represas en la Patagonia o Chile se quedaba a oscuras. Pero ese paradigma, afortunadamente, se está acabando en todo el mundo.

Empujada por la urgencia del calentamiento global, aparece una nueva economía, que reemplaza el petróleo y el carbón por energías limpias, y en la cual Chile juega con ventaja.

Lee también: Daniel Matamala por innovación: “Chile está más abajo de lo que nos correspondería según nuestro nivel de ingresos”

Porque no tenemos petróleo, pero en cambio somos ricos en las energías del siglo XXI. En el litio, fundamental para las baterías de los autos eléctricos. En plantas solares y eólicas para generar energía limpia. Y eso, además, nos pone a la vanguardia del hidrógeno verde, al que muchos llaman el petróleo del futuro.

Ya no hay que elegir entre crecimiento o medio ambiente. Hay que entender que no hay crecimiento sin medio ambiente.

Estamos en la pole position del cambio a una economía limpia, tecnológica e innovadora. El futuro es verde.

¿Podremos liderarlo? ¿Estaremos a la altura del desafío? Eso discutimos hoy en 360°.

Mira el tercer capítulo de 360°: El Modelo en Debate acá

Tags:

Deja tu comentario