Más de 200 personas en Chacalluta. Muchos de ellos niños que no entienden por qué tuvieron que dejar su país. La respuesta del Gobierno chileno ha sido que entrará quien cumpla con las normas.
Pero lo concreto es que hay seres humanos que esperan ingresar a Chile y sobre ellos debemos decidir qué hacer como país. ¿De dónde vienen arrancando? De Venezuela.
Venezuela es una dictadura. Al menos así lo cree firmemente el gobierno de Sebastián Piñera y me parece que está en lo correcto. Entonces, volvamos la mirada hacia el norte de Chile, donde padres y madres con niños en sus brazos anhelan entrar. ¿Necesita demostrar una persona que ha sido perseguida en lo particular, para que sea razonable que sienta que vivir en un país donde no hay libertad completa ni separación de poderes es un riesgo que no quiere ni para sí, ni para su familia?
Segunda posibilidad, la persona aduce razones económicas. ¿Hay alguna duda de la crisis que vive Venezuela? ¿No fue a ese país donde este gobierno llevó ayuda humanitaria? ¿Tiene un venezolano que haber pedido refugio en el primer país al que logró llegar, como se estila en algunos lugares de Europa? ¿Por qué? Sabemos de la híper inflación, de la falta de remedios, trabajo y la escasez de comida. ¿Ustedes no buscarían otro lugar, el mejor posible, donde criar a sus hijos, donde vivir?
Nadie abandona su lugar de origen por capricho y uno de los países que ha recibido en oscuras épocas pasadas a chilenos con los brazos abiertos ha sido, justamente, Venezuela. Si no incumplen las prohibiciones de ingreso, como tener antecedentes penales, cuesta encontrar razones justas para detener su ingreso a Chile.
Cómo actuamos con los más débiles, con los que están en una situación vulnerable, dice y dirá mucho más de nosotros como país que mil declaraciones exaltando nuestra supuesta adhesión a la democracia y a los DD.HH.
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