Por Mónica Rincón
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Ante ayer no murió un barrista, no murió un Colocolino, murió una persona: murió Jorge Mora.

El carabinero inculpado tiene derecho a presentar sus descargos y a un proceso con todas las garantías, y por supuesto que la familia del joven atropellado tiene el derecho de exigir justicia.

Todos debemos lamentar esta muerte, a todos nos tiene que importar que se conozca toda la verdad y que hablen y pronto los tribunales. Todos deberíamos mostrar empatía hacia su familia.

Por eso generó polémica la actuación, en la audiencia de formalización, de la magistrada Andrea Acevedo. Ella claro que posee la la facultad de tomar las resoluciones que estime se apeguen a derecho, aunque sean impopulares. Pero no es indiferente la manera en que se expresa y en qué fundamenta sus resoluciones.

Tal como afirmó la presidenta de la Asociación de Magistrados, “no es admisible que juzgadores utilicen prejuicios ni acudan a evaluaciones políticas, culturales o sociales personales que no sea posible desprender de los antecedentes de la causa para resolver lo sometido a su conocimiento”.

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Soledad Piñeiro agregó que “todos los jueces tienen opiniones personales sobre las cosas y visiones, sobre los fenómenos sociales y políticos, pero precisamente la sujeción a las normas y la justificación de las decisiones es lo que permite que las personas tengan la garantía y seguridad de que sus conflictos están siendo resueltos y gobernados por las leyes, no por el arbitrio personal del adjudicador”.

Decir que Colo Colo tiene una carga que en nada ayuda al deporte por la Garra Blanca, no sólo ofende a los colocolinos, sino que no tiene nada que ver con que Jorge Mora haya sido atropellado por un camión de Carabineros.

Insinuar que porque fue a un partido, podría estar ebrio, es también un prejuicio. Y ambas cosas revelan poca empatía con la familia de este joven que sufre por su muerte.

En lo que sí tuvo razón la jueza es que anteayer se perdió una vida y eso es imposible de reparar.

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