Por Mónica Rincón
{"multiple":false,"video":{"key":"czku2cAPYZ7","duration":"00:02:18","type":"video","download":""}}

82% se ha encarecido en 10 años el costo de transitar por las autopistas urbanas. Y se explica porque los contratos les permiten incrementar, cada vez que se alzan las tarifas, 3,5% por sobre el IPC.
Intervino el presidente Sebastián Piñera para que las concesionarias rebajen el incremento y estas se manifiestan muy de acuerdo.

¿Raro? No. Las empresas saben que tienen el sartén por el mango: nadie las puede obligar a renunciar a sus contratos. Y si ceden, será a cambio de algo que les beneficie, como por ejemplo, extender los plazos.

Los gobiernos de la Concertación, hay que reconocerlo, lograron una importante expansión en las inversión en Obras Públicas de buena calidad y que el propio Estado hubiera sido incapaz de hacer. Al menos, no a esa velocidad. Pero no fue gratis.

El gobierno actual sostiene que el reajuste de 3,5% real -o sea, más inflación- se explicaba porque, cuando se acordó, hace 20 años, el parque automotor era de um millón de vehículos y hoy es de cinco veces más. Eso, que tiene algo de sentido, más en un contexto latinoamericano donde había mucha incertidumbre para invertir, hace bastante tiempo que dejó de tener justificación. Por algo los actuales contratos tiene un incremento por sobre IPC de 1-1,5%, no el triple.

La pregunta actual debiera ser: ¿Qué es lo más conveniente para los ciudadanos? ¿No será pan para hoy y hambre para mañana aquello de negociar una rebaja en el porcentaje de alza de tarifas? Porque, si se negocia ahora, las empresas lo van a hacer desde una posición de fuerza.

Y hay evidencia en un paper, entre otros, de Engel y Galetovic de que, a las concesionarias, negociar ampliaciones o nuevas obras les ha ahorrado mucho dinero frente a lo que hubiera implicado enfrentar compitiendo ofertas de otras empresas.

Si estamos en una economía de mercado, lo más razonable es relicitar. Competir. Asegurar, a través de la competencia de empresas, precios más bajos. Relicitar es un proceso más transparente que negociar y que reduce, además, la posibilidades de corrupción. Aquí es cuando uno se pregunta: ¿Dónde están los capitalistas de ayer y de hoy? ¿Dónde están esos capitalistas?

Tags:

Deja tu comentario