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Bajo el primer gobierno de Sebastián Piñera se dio el vamos a la inscripción automática y el voto voluntario. “Esta reforma significa una invitación a reenamorarnos de la democracia”, sentenció el mandatario.

La iniciativa nació posterior a la elección de Piñera, luego de que diversos sectores políticos discutieran sobre cómo fomentar la participación electoral de los chilenos, especialmente de la población joven.

Esta ley, publicada en el Diario Oficial el 31 de enero de 2012, no obliga a sufragar, es decir, es una votación voluntaria y, por lo tanto, si alguien no emite su voto, no necesita acudir a Carabineros, ni tampoco se expone a una multa.

Uno de los cambios conseguidos fue la ampliación del universo de votantes, obteniendo cerca de 4.5 millones de nuevos electores.

Su aplicación

El nuevo sistema de inscripción automática y voto voluntario debutó en las elecciones municipales del año 2012. Aquella instancia se caracterizó por los bajos niveles de participación, llegando a un 40% de votos efectivos.

Algo similar pasó en las presidenciales del año siguiente, cuando cerca del 58,21% se abstuvo de votar.

Considerando la baja participación en las elecciones, en 2017 la ex presidenta Michelle Bachelet dijo: “yo me equivoqué, porque pensé que la gente tenía un espíritu cívico más grande que el que han demostrado tener, pero quedó en evidencia que muchos votaban sólo porque era obligatorio y tenía ciertas sanciones no hacerlo”.

En las pasadas elecciones presidenciales del 2017, de los 14.347.288 ciudadanos habilitados para sufragar, sólo 6.700.748 participaron de la votación durante la primera vuelta. En el caso de la segunda se vio un leve aumento, llegando 7.032.523 votantes.

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