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En Chile, una serie de emprendedoras ha logrado resaltar con innovadoras creaciones. Una de ellas es Érica Astorga, fundadora de Étnico Footwear.

Respecto a sus inicios, Érica detalló que estudió en el liceo industrial 116 de la comuna de Puente Alto: “de primero a cuarto medio, donde era la única mujer del curso. Ahí obtuve destrezas y competencias en un mundo de hombres, y egresé en calidad de técnico mecánico en máquinas herramientas”.

Este fue el comienzo profesional de la emprendedora del ámbito metalmecánico, que la llevaría a crear un novedoso calzado. Con él, busca rescatar el aporte cultural de pueblos originarios como el Rapa Nui, Mapuche y Aymara.

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Sin embargo, para llegar a este punto, tuvo que sortear importantes obstáculos. Que incluyó una promisoria carrera en Adidas, que fabricaba zapatillas en Chile hasta su cierre en 1997.

Ya instalada en otra empresa, no le pagaron lo acordado por su trabajo, lo que la llevó a renunciar. Pero sí le dio la oportunidad de acceder a los contactos para que una gran compañía chilena le encargara productos de forma directa.

“Como tenía que agregar valor, yo dije ‘no, yo voy a hacer un zueco, pero va a ser un zueco distinto’”, sostuvo.

Y ahí fue cuando nació Étnico Footwear, la cual en sus palabras es “una iniciativa que busca un punto en el que converge la tecnología y la sabiduría ancestral. Y catapultamos un producto original y con estilo, para llevar a tierra nueva lo ancestral”.

Apoyada en el éxito de su empresa de repuestos para máquinas de la agroindustria, y en sus conocimientos adquiridos de anatomía y biomecánica del pie, Érica Astorga decidió ir un paso más allá, y volver a una industria que se encuentra en retirada como la del calzado.

“Ese mismo día, pasé desde la angustia más profunda y dolorosa, a este momento de gloria que me cambió la vida. Porque ser independiente, ser empresario, es administrar tu tiempo, es ser libre”, señaló.

Érica indicó que su marca “contribuye a avanzar en una economía circular, a través de la materia prima residual, de aserrín y polvo de neumáticos, los que impactan negativamente el medio ambiente, a través de la reconversión, con procesos sustentables, donde impera la recirculación, regeneración y biodegradabilidad”.

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Su modelo de negocios incluye el comercio justo con comunidades de pueblos originarios, principalmente mujeres, que le proveen diseños y textiles. No sólo en Chile, sino que también en lejanos países como Nueva Zelandia, Canadá y Australia.

Ha sido realmente maravilloso. Me ha devuelto la vida. O sea, yo te digo, hoy día yo soy una persona muy feliz, que gozo con mi proyecto”, añadió.

Y pese a que la situación de pandemia por la que pasa Chile y el mundo lo ha retrasado, estudiantes de un liceo industrial de La Araucanía podrán aprender y trabajar con las máquinas que donó para ser instaladas en el establecimiento, y apoyar así también la educación dual.

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