Un disputado empate sin goles pudimos ver en Los Ángeles, Estados Unidos, entre las selecciones de Chile y Argentina. 

En un cotejo en el que a ratos se abusó del juego brusco, la retaguardia chilena se mostró se mostró sólida en todo momento, tanto en la marca como en el juego aéreo, dejándole buenas sensaciones a Reinaldo Rueda.

El primer tiempo comenzó con muchas imprecisiones por parte de ambas escuadras, lo que se reflejó en un juego trabado y sin muchas ocasiones en los arcos. Los trasandinos intentaron abrir la cuenta a través de un potente remate de Paulo Dybala, el cual fue rechazado por Claudio Bravo.

Por el lado de Chile, la más clara vino tras un zurdazo de Charles Aránguiz que obligó a una gran estirada de Agustín Marchesín.

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En el segundo tiempo se pudo ver algo más de fútbol pero el trámite del juego se mantuvo áspero. En ese contexto, a los 60 minutos llegó la jugada más clara del partido.

Eduardo Vargas ganó línea de fondo y mandó el centro atrás, el cual encontró a César Pinares que desde el punto penal estrelló su remate en el horizontal.

La respuesta albiceleste vino a cinco minutos del final, cuando Lucas Martínez Quarta remeció el travesaño de Bravo con un esquinado golpe de cabeza.

Por el trámite del juego, el empate fue el resultado más justo para ambas selecciones, pero el alto nivel mostrado por Paulo Díaz, Sebastián Vegas y Alfonso Parot ilusiona al estratega nacional con nuevas variantes para el equipo de todos.

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