Por Cristóbal Galleguillos

Seis días después de la elección presidencial que provocó el balotaje Lagos-Lavín, y a dos semanas de la llegada del nuevo milenio, sale publicado el álbum homónimo de Supernova, el trío pop femenino que marcó a toda una generación.

Craneado por la dupla Pac Man, conformada por Cristián Heyne y Koko Stambuk, el proyecto nace mientras el primero -hoy uno de los productores más importantes de la música chilena- estaba inmerso en la producción del tercer álbum de Javiera y Los Imposibles (A color) y el debut de Glup! (1999).

Heyne conoció a Koko produciendo el disco de la agrupación responsable de Freebola. Durante ese trabajo, nació la idea de una girl band estilo Spice Girls que luego trabajaron junto al sello BMG. Bajo el formato de casting, seleccionaron a las tres voces que saltarían desde el colegio a la fama: Coni Lewin, Consuelo “Chi-k” Edwards y Elisa Montes.

La selección

Fueron varias las adolescentes que postularon a la audición, la cual fue promovida mediante el boca a boca y se realizó en junio de 1999 en el estudio de Heyne. Edwards fue la primera en enterarse del proyecto a través del dato de una amiga, quien era cuñada de Stambuk.

“Fui, me contaron del proyecto y canté un pedazo de Sin ti soy un fantasma. Era plena época de racionamiento de electricidad, así que llegamos hasta la mitad y seguimos acústico”, cuenta.

Consuelo quedó seleccionada y le avisó a su amiga Coni, a quien conocía desde los 9 años y con quien compartía su afición por la música, aunque nunca habían incursionado en nada profesional. Un par de días después, Lewin fue a probar suerte.

“Era súper tímida y no sé por qué tenía la tincada de ir, no se qué me pasó que no era yo. Una cosa súper rara, pero tenía que ir”, apunta.

Cuando Coni Lewin fue al casting, cuenta, “habían como 20 chicas, muy guapas todas, y yo, que era como media rellenita”. Para postular, cantó la misma canción que Edwards y quedó. Desde ese día comenzó la intensa búsqueda de la tercera voz. “Nos demoramos harto en encontrarla”.

En las siguientes postulaciones, Lewin y Edwards ya formaban parte del comité que seleccionaba. Fue así que llegó el día en que audicionó Elisa Montes, quien se atrevió a incursionar en el pop aunque su estilo musical favorito era el rock alternativo de Smashing Pumpkins o Deftones.

“Cuando Elisa entró habían otras cabras audicionando. Yo estaba con cara de ‘no pasa nada’ y cuando la veo en la puerta lo supe enseguida: ella es. Súper aplicada, audicionó muy concentrada y cantó super bien“, recuerda.

Así, a mediados del ’99, la banda estaba lista para comenzar a grabar el disco.

Del colegio a la sala de ensayo

Cada día, después de clases, Coni, “Chi-k” y Elisa partían con el uniforme y sus mochilas hasta la sala de ensayo de Glup!. Fueron largas jornadas donde las estudiantes se prepararon con mucha disciplina para entrar a grabar el disco en septiembre en Estudios del Sur.

“Grabamos de noche, porque de día Saiko estaba grabando su primer disco (Informe Saiko)”, evoca Lewin, quien señala que las rutinas se extendían desde las 10 de la noche hasta las 3 o 4 de la madrugada. 

“Fue muy exigente siendo tan chicas, pero fue un proceso entretenido”, analiza Edwards, quien actualmente está alejada de la música.

La dupla Pac Man compuso y arregló todas las canciones. La mayoría fueron creadas antes del casting y sólo dos nacieron sobre la marcha: Maldito amor y Pide un deseo.

Respecto al trabajo con Stambuk y Heyne, las integrantes tienen opiniones contradictorias. Por una parte, Lewin señala que “eran súper amorosos” y que “se vieron como en este rol de cuidarnos, de tratarnos con delicadeza y de lidiar con cosas medio adolescentes que ellos tampoco se vieron venir”.

Consuelo, por otro lado, no tiene buenos recuerdos. “Hubo momentos bastante crueles para ser niñas tan chicas. Ahora, la fama de ellos como dupla de autor/compositor vino luego del éxito de Supernova”, enfatiza.

Así fue como llegó el 18 de diciembre de 1999, el día que se publicó el álbum de 10 canciones, cuyo primer single fue una canción pop-disco-dance titulada Toda la noche, que contó con un videoclip grabado en Club La Feria y una alta rotación en radios (FM Hit y Carolina) y canales de música (Wurlitzer y Canal 2).

A Coni, sin embargo, no le gustaba ese tema como primer sencillo. A mí esa carta de presentación no me gustaba y se lo dije a Óscar Sayavedra (ejecutivo de BMG) muchas veces, pero a nosotras no nos tomaban en cuenta nuestra opinión, revela.

La explosión, el éxito y la fama

Aunque Toda la noche fue un tema que alcanzó alta exposición, no fue hasta el lanzamiento de Maldito amor que la fama del trío se disparó. El tema fue un éxito total entre la juventud, alcanzó el lugar N°1 en los ránkings radiales chilenos y llegó a los puestos de avanzada en Los 10 + Pedidos de MTV Latino.

La génesis de la canción viene de Coni Lewin, quien en uno de los tantos ensayos llegó acongojada a contarle una anécdota al dúo de productores y compositores. “Les dije que me gustaba un compañero, pero a este le gustaba mi mejor amiga y a ella igual le gustaba. Entonces les hice gancho y se pusieron a pololear”, parafrasea la artista.

Solo bastó eso para que Stambuk se sentara en una escalera a escribir la letra del tema, que luego se convertirá un estandarte del pop chileno a comienzos de siglo.

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En entrevista con The Clinic en 2019, el vocalista de Glup! recordó ese momento. “(Coni) no dejó nunca de estar enamorada de ese chico. Ella dijo ‘es como una enfermedad. Me siento mal porque es mi amiga, pero también él me gusta mucho’. De ahí salió esa canción, era un amor maldito”, expresó.

En pocas semanas, el debut discográfico superó las 45 mil copias vendidas, que les permitió obtener doble disco de platino en 2000. El sencillo, en tanto, sonaba incansablemente en todos lados, desde los recreos de colegio hasta en fiestas y discos.

“Ahí comenzamos a recibir las cosas buenas y a la vez los golpes”, comenta Coni. Entre lo positivo, destacada que esa canción posicionó al pop chileno en el dial y, con ello, su agenda se copó con recitales a lo largo de todo el país.

Sin embargo, las consecuencias negativas que trajo el repentino éxito fueron -en parte- producto del machismo en la industria musical“Era súper heavy ser mujer y hacer música. Imagínate ser mujer, chica y pop, era peor”, dice.

Consuelo complementa que Chile “en esa época era un país más de rock y punk, donde no se había visto una banda pop”.

Pasábamos horas en rondas de prensa teniendo que demostrar que cantábamos, luchando un poco contra el machismo y los prejuicios del medio, intensificando muchos shows en vivo para que vieran que ‘éramos’ de verdad”, agrega.

Tras la masificación de su música, y aún sin cumplir la mayoría de edad, las adolescentes realizaron una extensa gira nacional que comenzó en Osorno y donde recorrieron Chile de norte a sur. Al mismo tiempo, se presentaron en algunos de los principales estelares de la TV chilena como Venga conmigo, Viva el lunes e incluso en la Teletón.

En el segundo semestre, BMG lanza Tú y yo como tercer single, el cual también gozó de mucha popularidad y se transformó en un clásico instantáneo de la música chilena. Hasta ahí, con la banda sonando además en países como Perú y Ecuador, parecía que Supernova estaba destinado a ser un fenómeno grande del pop nacional.

Nada podría separarnos

A principios de 2001, Supernova lanza su cuarto sencillo, Sin ti soy un fantasma, que llega en medio de una época de gloria para el trío. Pero, al mismo tiempo, la salud mental de las adolescentes comenzó a verse afectada por las largas jornadas de viajes y conciertos, provocando estrés y cansancio en las intérpretes.

Así, a un año y medio de su formación, Constanza decidió dejar el grupo. Como entre ellas habían hecho un pacto que si se iba una, se iban todas, ‘Chi-k’ y Elisa se sumaron a la decisión.

Contactada por CNN Chile, Elisa Montes declinó de participar en este reportaje. Sin embargo, en una entrevista con T13 en 2015, se refirió por primera vez al tema y develó que la banda “era un despelote, todos querían su tajada. Teníamos 20 managers, ene productores, todo era muy desordenado. Como no había otros parámetros para usar de guía, nadie rescataba nada”.

“La Coni Lewin fue la que dijo ‘mejor paremos esto porque no está funcionando’. Como nosotras éramos como un grupo de rock, decidimos apañarla (…) Nos dijeron que si nos íbamos hacían otro y así fue”, contó Montes en aquella ocasión.

“Como que no cacharon hasta qué punto nosotras estábamos cansadas y comenzamos a sentirnos como reventadas. Me acuerdo haber llegado de una gira llorando a la casa y no me dio ni para sacar las llaves”, apoya Lewin.

Esto, sumado a que sin querer entraron al espectáculo nacional y los rumores sobre sus vidas eran pan de cada día. La misma Lewin confesó en 2000 a El Mercurio de Valparaíso que a “Elisa le inventaron un romance con José Miguel Viñuela, lo que nunca fue, y a la ‘Chi-k’ con el Sergio Lagos”.

Tras un mes de promoción de su último sencillo, el trío original decidió separarse del proyecto en febrero de 2001. Koko y Heyne en tanto, hicieron un casting masivo en la revista Miss 17 para crear una nueva formación, esta vez bajo el sello Sony Music.

Así, la dupla Pac Man eligió a Constanza Lüer, Sabina Odone y Claudia González, con quienes grabaron el disco Retráctate (2002) y dieron vida a Stereo 3, catalogados como “la versión masculina de Supernova”.

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El duro pasar de Elisa

A fines del 2005, el trío original de Coni, “Chi-k” y Elisa se reunió de forma excepcional para una ceremonia de premios organizada por radio Rock & Pop. Dos años más tarde, en 2007, lo harían en un evento de la discoteque Blondie de Valparaíso.

En julio del 2013, Supernova regresó con la formación Lewin, Montes y Lüer (de la segunda generación). Luego de tocar un par de veces y de presentarse en programas de televisión reviviendo los hits del disco, Elisa optó por enfocarse en nuevos proyectos.

En una entrevista con Beatriz Sánchez en Diario Clever realizada en 2018, Montes declaró que no le interesa recordar ni ser relacionada con Supernova. La cantante asegura que su paso por el trío lo asocia al actor Macaulay Culkin, quien tiene el estigma de siempre ser recordado por Mi Pobre Angelito.

Por ello, detesta la etiqueta “ex Supernova”, sobre todo porque ha pasado mucho tiempo y ya no tiene ningún vínculo con el proyecto. “Cuando uno es niño, artista y famoso, quedas siempre estereotipado por ese papel”, explica.

“Ya llevo 20 años en la música y he tenido varios grupos (…) pero siempre, en cada entrevista que me hacen o cada vez que me invitan a un lado, tienen que decir ‘Elisa Montes, la ex Supernova’“, reclama.

La principal razón por la que quiere dejar atrás ese estigma es porque hoy busca destacar con Slowkiss, la banda de punk alternativo que acaba de lanzar su primer álbum (Patio 29) y que actuará en Lollapalooza Chile 2020.

En la misma conversación, Elisa reconoció el lado agrio de estar a tan temprana edad en un trabajo rodeado por hombres y expuesta, incluso, al acoso sexual.

“Cuando era chica era brutal. Habían colegas que se aprovechaban de la situación, te encerraban en un lado, un baño o una pieza y yo como chica en esa época no sabía defenderme mucho”, relató.

De la misma manera, recuerda sesiones de fotos con paletas en su boca o faldas cortas para promocionar Maldito Amor, lo cual ocasionó que fueran sexualizadas sin que ellas lo notaran.

Este episodio provocó que su padre viajara desde España -en pleno apogeo del grupo- para hablar con los ejecutivos de BMG y advertir sobre el contenido que estaba expuesta su hija.

Pese a ello, Montes señaló que ahora es “una mujer con mucha convicción, tengo muy claro mi horizonte y, de hecho, me temen la mayoría de los hombres”.

El legado de Supernova

A dos décadas, el valor de Supernova es que por primera vez se confirmó que sí se podía hacer pop en Chile, a través de un proyecto nacido desde lo que significa una industria musical, tomando como referencia a nombres internacionales como Spice Girls, Backstreet Boys y -por qué no decirlo- ABBA.

El trío guarda un lugar especial en el cancionero popular, influenciando a artistas contemporáneos como los extintos Dënver, quienes versionaron el clásico Tú y yo, y Princesa Alba, a quien le atribuyen cierta similitud en su canción Hacerte Mal.

Para el periodista y locutor de Radio Zero, Nicolás Castro, Supernova “es una banda que ha sido reivindicada bastante después” porque a comienzos del 2000 “todo más polarizado en cuanto a música”.

Además, destaca que el gran valor de la banda es que hizo “pop en Chile con calidad de nivel mundial”, asegurando que no tenía nada que envidiar a las boy bands y girl bands anglo. “Lo que pasa es que era en español y hecho en Chile por eso no tuvo un impacto global, pero de que había una calidad suficiente para serlo, no me cabe ninguna duda“, afirma.

Arelis Uribe, escritora y autora de Quiltras, valora la cercanía que sentía con las letras y la forma de ser del trío, porque podrían ser perfectamente sus compañeras de curso o vecinas del barrio.

“De adolescente, yo amaba el pop, y cantar canciones de pop locales me hacía sentir extrañamente chilena. ¿Qué más chileno que cantar ‘yo no hablo inglés, vivo en un barrio que no es burgués’?”, dice Uribe, quien ocupó esta última frase de la canción Mi amor no se compra en el epígrafe de su aplaudido libro.

Actualmente “Chi-k” dice ser “una agradecida de lo que me entregó la experiencia de trabajar tan chica: el rigor, la puntualidad, el querer superarse siempre. Lo recuerdo con respeto”.

Lewin, por su parte, dice que “las cosas cuando están para uno, están para uno no más y por eso yo creo que tuve ese impulso de ir al casting, cuando en mi vida había sido tan valiente”.

“No sé qué hubiera pasado en mi vida si no tomaba esa decisión, estaría haciendo otra cosa probablemente y nada que ver con la música”, agrega la cantante, quien actualmente sigue el legado de Supernova en formato dúo junto a Constanza Lüer.

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