Por Sandro Olavarría Vargas
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El productor de música urbana Magicenelbeat ya ha logrado varios éxitos con distintos artistas del género, incluyendo a Bad Bunny con el tema Un Coco, y el más reciente orgullo nacional, Ultra Solo, de Polimá Westcoast.

De profesión técnico en sonido, Joaquín Calderón (23) también ha estado tras los éxitos Siempre Fine de AK4:20, Cu4tro de Polimá Westcoast, Pablo Chille-E y Arón PiperSextime de Polimá, Young Cister y Cris MJ; y Me Arrepentí de AK4:20, Pailita y Cris MJ.

En conversación con CNN Chile, Magicenelbeat reflexiona sobre su carrera y los desafíos que espera para este año en materia musical y personal.

“Que Dua Lipa haya posteado Ultra Solo, bacán, pero es una foto no más, intento no maximizarlo. Con Bad Bunny me pasó lo mismo, dije ‘hice una canción con Bad Bunny, pero él tiene 400 canciones con 400 productores distintos’. Esta no es la cima de mi carrera, es sólo un escalón“, comenta.

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—¿Cuáles son tus expectativas del remix de Ultra Solo?
—Estamos bastante tranquilos, sabemos que hicimos un trabajo muy bueno y que es una canción muy buena. Estamos convencidos de que está mucho mejor que la original y eso nos tiene contentos, es difícil lograrlo en un remix. Las redes han estado muy explotadas sobre la noticia, ha sido distinto al lanzamiento de otras canciones.

—¿Cómo te sientes con todo lo que está pasando con la popularidad de tus canciones?
—Ha sido todo muy rápido, cada vez las cosas son más grandes y pasan más rápido. Hace un año, estábamos felices porque teníamos un tema con 10 millones de reproducciones y no nos dimos cuenta de cómo estamos ahora mucho más adelante. Tanto Polimá como yo no nos atrapamos mucho en los éxitos, los disfrutamos, pero seguimos trabajando, y esa es la clave. Gracias a esa actitud nos hemos mantenido enfocados.

—¿Crees que la producción “Tak Tiki Tak” (Harry Nach) marcó la explosión dentro de la escena urbana chilena?
—Creo que esa fue la primera canción chilena que se hizo viral en TikTok de artistas chilenos. La experiencia me sirvió para ir formando la templanza cuando pasan cosas buenas. Cuando esa canción pegó, fue cuando estábamos empezando la pandemia y viví todo el éxito encerrado, solo. Nunca vi un show lleno cantando o una disco repleta, todo el éxito eran los mensajes que me llegaban, entonces dije: está resultando, bacán, lo disfruto y seguimos. Siempre asumí, para mi ego, que no era que yo hice una canción espectacular, sino que tuve suerte en el momento indicado. Eso me pasó con Ultra Solo: siempre con Poli supimos que era una gran canción y tenía potencial, pero TikTok nos ayudó a impulsarla aún más.

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—¿Cómo ves el camino que pasaste desde “Tak Tiki Tak” a “Un Coco” y “Ultra Solo”? 
—Pienso mucho la psicología detrás de todo esto y en algún punto dije ‘este es mi trabajo, son las cosas que conllevan mi trabajo y tengo que acostumbrarme y tomarlo con el peso que significa’. Si el día de mañana me toca ir al estudio con Daddy Yankee, no voy a estar pidiéndole fotos. Que Dua Lipa haya posteado Ultra Solo, bacán, pero es una foto no más, intento no maximizarlo. Con Bad Bunny me pasó lo mismo, dije ‘hice una canción con Bad Bunny, pero él tiene 400 canciones con 400 productores distintos’. Esta no es la cima de mi carrera, es sólo un escalón. Reconozco que desde Tak Tiki Tak a Un Coco mi nivel de producción subió mucho, en la pandemia aprendí más sobre producción y me enfoqué en pulir todos los aspectos de mi trabajo.

—¿A qué le atribuyes el éxito que está teniendo la escena urbana chilena?
—Siento que el género urbano chileno reemplazó un poco a la selección chilena, ahora nosotros somos como la selección chilena. La gente nos ve y siente nuestros logros, igual como cuando Chile salió campeón, siente que los logros de nosotros son de todos, se forma una identificación: ‘somos chilenos, esta música es chilena, ellos son artistas chilenos, viven en las comunas que vivo yo’, y se genera un sentido de identidad con el público, como cuando Alexis hacía un gol en el Barcelona.

—Siempre se habló de que el fútbol era una buena herramienta para sacar de las drogas y la delincuencia a los niños de las poblaciones. ¿Crees que está pasando lo mismo con la música urbana?
—Nosotros hablamos de que en el barrio ya no se quiere ser futbolista, se quiere ser cantante. Los jóvenes están viendo que los artistas no somos tan distintos. Yo vivo en San Bernardo, el Poli en Independencia, Pailita era de Punta Arenas (ahora vive en San Miguel), entonces los cabros piensan ‘yo soy igual’. Hace un tiempo, la música en Chile era de unos pocos, de los que tenían contactos en la televisión o en la radio, y nosotros salimos de la nada. Yo empecé con un computador prestado. No es necesario salir de la población, se puede demostrar que no hay impedimentos, se puede lograr sin tener nombre, plata y contactos, somos prueba viviente de eso.

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—¿Cuál crees que es el rol de internet y las plataformas digitales en el éxito que han tenido?
—El motor son las redes. El fenómeno del streaming cambió el mundo culturalmente para siempre. Nosotros estamos viviendo de lo que nos gusta, muchos artistas cambiaron su vida para siempre en materia económica, pero el dinero no sale de la gente. La gente ve el video, apoya al artista, pero no está comprando el disco, no está comprando el vinilo.

—¿Por qué crees que los sellos internacionales se están fijando en los artistas urbanos de Chile?
—Llega un momento en que el ruido es tanto que no puedes no escucharlo. Las disqueras clásicas se resistieron mucho tiempo en ceder, pero se dieron cuenta de que sus artistas ya no conectaban con la gente, si no, el negocio se veía en peligro. No les quedó otra, lamentablemente. Nos cerraron muchas puertas, pero nosotros encontramos la forma de entrar. Todavía yo siento que nos cierran algunas puertas. Hay personas poderosas de la música urbana que no quieren ceder, pero yo siempre le digo al Poli que levantamos un movimiento de la nada. Meternos en otro país no nos va a detener. Ya hicimos lo más difícil, cambiar la visión que tenía la gente de la música urbana. Al principio eran todos mal vistos por la sociedad. Ahora nos aceptan, igual me da lata, pero hace cuatro años veía el rechazo.

—¿Cuál es tu sueño a nivel profesional?
—Mis sueños van más allá de una canción. Quiero seguir viviendo de lo que me gusta. Mi sueño es poder hacer música sin la necesidad de que pase algo. Yo partí haciendo música con mis amigos, sin interés de que pasara algo, sólo por diversión. Me gustaría volver ahí. Ahora hay que estar pendiente de los documentos, los contratos, los cahuines de la industria. Eso me aprieta un poco, me gustaría hacer música sólo por hacer, un día poder levantarme y hacer música sin preocuparme de qué pasa con la canción, simplemente el poder hacer.

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