Por Bruno Delgado

En tiempos de Spotify y YouTube, un artista puede ser escuchado en cualquier parte del mundo y volverse viral sin la necesidad de grandes sellos como intermediarios. Y lo que pasó con Aurora el domingo 26 es una nueva prueba de cómo se abrió el mundo musical para los artistas centennials.

La cantante noruega de 22 años se presentó por segunda vez en Chile, esta vez en la Cúpula que estaba a toda capacidad. Pasillos, escaleras y hasta las salidas de emergencias se convirtieron en plateas improvisadas. Cualquier lugar servía para ser teletransportado a su universo nórdico.

Churchyard fue el tema elegido para abrir la presentación sobre el escenario adornado con lámparas con forma de medusas que iban cambiando de color. Pese a no ser una de sus más conocidas, fue coreada de principio a fin.

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Luego, Aurora Aksnes arremetió con uno de sus temas más queridos, Warrior. “Let love conquer your mind” y “underneath darkened skies, there’s a light kept alight”, fueron algunos de sus versos con los que transforma los dolores y angustias del planeta en esperanza.

Tras los aplausos, la nacida en la ciudad portuaria Stavanger tuvo su primera de las 5 interacciones con el público en el show de casi una hora y media, donde expresó su sorpresa y gratitud por el cariño que le entregaron, el que respondió llenando el escenario con sus improvisados bailes tribales.

Home, All Is Soft Inside y Soft Universe cimentaron el coreado recorrido hasta que llegó la devastadora Murder Song que conmovió hasta las lágrimas a parte de los asistentes, mientras su voz pasaba de desgarradora a sanadora de verso a verso.

Con un marcado synthpop, que bebe de Florence and the Machine, Bjork y Leonard Cohen, y una combinación de sonidos etéreos que crean un ambiente que remite a paisajes y bosques escandinavos, Aurora encadenó Runaway, In Bottles, The Seed, It Happened Quiet y Animal, uno de sus últimos singles.

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Gracias a su conexión con el público, convirtió un concierto para mil personas en una sesión íntima en la que enarboló un pañuelo verde por la legalización del aborto y la bandera de los colores LGBTIQ+.

Cuando todo alcanzaba el clímax, I Went Too Far, The River (estrenada hace dos semanas) y Forgotten Love le abrieron paso a Running with the Wolves, el éxito que la ubicó en el mapa musical el 2015 y con la que abandonó el escenario. Pero todavía quedaba algo más.

No pasaron 5 minutos cuando la melancólica Infections of a Different Kind anunció su regreso para cerrar con Queendom, el himno de su discografía y sin duda el final perfecto para la segunda presentación de Aurora en Santiago tras su debut en 2018 en el festival Lollapalooza, demostrando que en una ciudad a más de 12 mil kilómetros de distancia de Noruega encontró un hogar donde es recibida con los brazos abiertos.

Foto: Paula Aguilera

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