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Los adultos mayores que permanecían en cuarentena obligatoria por riesgos del COVID-19, desde el 25 de julio, comenzaron a salir del confinamiento siguiendo ciertas normas. Mientras estemos en la fase 1 y 2 del plan Paso a Paso, podrán hacerlo por una hora los lunes, jueves y sábado entre las 10 y 12 del día y entre las 15 y 17 horas por la tarde.
Sin duda, una buena noticia para ellos, quienes permanecían encerrados en sus hogares aun antes de que se establecieran las cuarentenas obligatorias en nuestro país. Una medida que afectó directamente la salud mental y física de los mayores.
“El encierro mata”
Tan perjudicial puede ser el encierro para una persona mayor que se considera como un factor determinante en el deterioro físico. Así lo advierte el doctor Friedeich von Muhelenbrock, geriatra de la Nueva Clínica Cordillera: “En geriatría es conocido que, si uno deja que una persona mayor se quede en cama durante tres días, va a dejar de caminar y comenzar a tullirse”.
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Problemática que también se extiende a la salud mental. El mismo especialista explica que no poder salir y estar encerrados todo el día puede derivar en que “padezcan un trastorno del estado de ánimo”. Por lo mismo, la medida tomada por autoridades sanitarias era urgente, pues “el movimiento es necesario para una buena calidad de vida”.
Consecuencias negativas con las que han debido lidiar los adultos mayores por lo menos durante cuatro meses. Ante esto, la idea es que el proceso de desconfinamiento se asuma de forma gradual y, al salir a la calle, lo haga preferentemente acompañado de alguien que lo guíe.
“Es importante recordar que para ellos se hace más difícil adaptarse a los cambios y si se han mantenido en sus casas, al momento de exponerse, al exterior pueden experimentar episodios de desorientación espacial, llegando incluso a no reconocer su barrio y perderse”, advierte Claudia Narváez, directora de Enfermería en la Universidad de Las Américas (UDLA) de Viña del Mar.
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De hecho, no es recomendable presionar al adulto mayor a salir diariamente si no lo desea. “Cada persona tiene su propio tiempo de adaptación y capacidad de afrontamiento a nuevas situaciones o condiciones. Por lo tanto, es importante que las salidas sean al ritmo de cada uno, sin juzgar ni imponer, sólo acompañar en el proceso”, explica Narváez.
En este sentido, y teniendo en cuenta también los riesgos de contagio, el doctor Juan Carlos Molina, geriatra de la Clínica MEDS, recomienda seguir teniendo actividad dentro de la casa: “Salir es una opción, nadie lo obliga, si puede quedarse en casa y mantenerse activo en casa, hágalo en casa. Si no es necesario, no salga”.
Ojo con las caídas
Otro aspecto que preocupa a los profesionales, son las posibles caídas que podrían generarse luego de estar mucho tiempo sin movilidad dentro del hogar. Los adultos mayores pierden fuerza muscular y estabilidad, lo que podría desencadenar este tipo de accidentes.
“Son cuatro meses de confinamiento que, al igual que un fármaco, tiene efectos colaterales. En la esfera física, tenemos riesgo de tener daño muscular y el musculo es fundamental para mantener la autonomía y en eso puede venir una epidemia de caídas y de fracturas de cadera”, advierte el doctor Molina.
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La recomendaciónes tener ropa adecuada, zapatos apropiados y las caminatas no ser tan intensas. “Hay que ir incrementando de a poco, de forma paulatina”, explica el geriatra de Clínica MEDS, mientras que la enfermera Narváez agrega que el cansancio, dolor muscular y articular pueden volverse frecuentes, por lo que “los paseos que se desarrollen no deben superar los 45 minutos”.
Anheladas salidas al aire libre que ahora los adultos mayores pueden realizar, aunque sin duda el riesgo de contagio aún existe, por lo que estas medidas de protección siguen siendo fundamentales: uso de mascarilla facial, lavado frecuente de manos, distancia social y evitar aglomeraciones en lugares cerrados.
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