Por Ivo Goic

A más de cuatro meses del primer caso de COVID-19 en Chile, las autoridades han planteado que las cifras sobre el comportamiento del coronavirus en nuestro país muestran síntomas de una “leve mejoría”, por lo que en el horizonte se vislumbra un posible proceso de desconfinamiento. Paso a paso y lentamente se comienza a hablar de un tema que genera debate en toda la sociedad.

La decisión de las autoridades de iniciar un desconfinamiento de forma gradual en las regiones de Los Ríos y Aysén por sus positivos parámetros en incidencia, positividad y trazabilidad, genera debate en la sociedad sobre cómo debería ser este proceso en nuestro país

Para la mayoría de los expertos, no podemos hablar sobre la posibilidad de levantar restricciones sin que se cumpla con requisitos mínimos en términos de indicadores de casos nuevos, positividad en los exámenes y ocupación de camas críticas, entre otros. Es por eso que, ante esta posibilidad de desescalada, conversamos con representantes de distintos sectores para saber en qué condiciones estamos ante un futuro desconfinamiento.

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El vicepresidente de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi), Darwin Acuña, considera peligroso pensar en un desconfinamiento tomando en cuenta que las unidades de cuidados intensivos y hospitales siguen con alta ocupación. El profesional indicó que “en este momento, al menos nuestra preparación para recibir pacientes ante un eventual rebrote es bastante poca y nuestro margen de manejo es bastante escaso”.

Además, plantea que el desconfinamiento debe ser lento, progresivo y ordenado con un plan de trazabilidad bien establecido y eficiente. Punto en el que coincide Claudia Saavedra, presidenta de la Sociedad de Microbiología de Chile (Somich). Para ella, “habría que tener un plan nacional de trazabilidad con indicadores confiables y auditables como lo ha planteado el Colegio Médico”.

La presidenta de la Somich agrega que “mientras que el número de porcentaje de contagiados activos no baje a por lo menos el 10%, no se debería considerar la posibilidad del desconfinamiento”. E indica que “tiene que haber un aumento en el número de tests diarios para identificar a los pacientes positivos e identificar al 75% de los contactos  estrechos”.

El Colegio Médico, por su parte, propuso un Plan Nacional de Trazabilidad a nivel nacional al Ministerio de Salud, con un número importante de personas capacitadas par realizar un seguimiento telefónico, recibir la información y dar respuesta de forma oportuna a partir de un software que desarrolle indicadores para aislar a las personas que lo necesiten.

Para Roberto Estay, presidente del Departamento de Políticas y Estudios del Colegio Médico, hay que tener una estrategia de desconfinamiento “que tenga criterios epidemiológicos muy claros a partir de los cuales tengamos una serie de categorías de riesgo por región”. Para Estay, estas medidas deben estar asociadas a los estados de riesgo “porque si nos va mal en una región nos da la opción de tomar oportunamente la decisión de medidas más drásticas”.

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Otra de las áreas que más dudas genera es la de los establecimientos educacionales y su reapertura. Para Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores la vuelta a clases persenciales “debiera ser uno de los últimos aspectos a abordar en un posible retorno a la normalidad, porque precisamente es ahí donde podría producirse con mayor fuerza un rebrote o una nueva expansión del virus”.

Para el arquitecto y urbanista, Iván Poduje, el gran desafío que tenemos es el hacinamiento en las viviendas y en el transporte. “En vivienda necesitamos entregar subsidios de arriendo que permitan que las personas que vivan allegados o en piezas pequeñas, en condiciones desfavorables, puedan relocalizarse. Y lo segundo es construir las viviendas que faltan a través de un plan que permita reducir el déficit habitacional”.

Otro punto clave para Poduje es lo que puede ocurrir en el transporte público una vez que comencemos a transitar hacia un posible desconfinamiento, sobre todo en lo que puede suceder en el Metro: “No veo otra opción que horarios diferenciados, un aporte de las empresas para que las personas puedan ir ingresando de forma secuencial a sus trabajos, de forma de no saturar en horas punta las estaciones más críticas”.

Lo cierto es que el debate ya comenzó. Lo importante es escuchar todas las opiniones y no caer en la ansiedad ya que un error puede significar un alto costo.

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