Por Camila Muñoz
@Redaccioncarcelaria

En medio de la pandemia de COVID-19 han recorrido más de 10 mil kilómetros ayudando a 1.903 mujeres privadas de libertad que cumplen su condena en 21 cárceles distintas a lo largo del país, y para conseguirlo han contado con las donaciones y el apoyo de 562 personas.

La Red de Acción Carcelaria (RAC) es una fundación conformada por un grupo de mujeres que de alguna u otra forma trabajó vinculado a temas carcelarios, y que se institucionalizaron en medio de las restricciones sanitarias que obligaron a suspender las visitas en las cárceles del país, privando a las internas de adquirir elementos de higiene personal.

“La restricción de encomiendas intensificó esta falta de acceso a insumos de higiene. En concreto las mujeres no tenían acceso a toallas higiénicas, no tenían jabón, no tenían desodorante y ante eso nos organizamos, ya que el Estado no garantiza la entrega de estos productos”, detalla Elisa Alcaíno, presidenta de la organización.

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La primera acción de la RAC se concretó en mayo de 2020 con la entrega de insumos básicos a internas que recuperaron su libertad tras ser indultadas. Luego apoyaron a 500 internas de la zona sur de la Región Metropolitana a través de “kits de higiene”, y en los meses siguientes  la campaña se replicó  en Tarapacá, Antofagasta, Coquimbo, Rancagua, Talca, Arica y Parinacota.

Además de prestar ayuda a las privadas de libertad a lo largo de Chile a través de productos de higiene y aseo personal, la Red de Acción se ha propuesto como uno de sus objetivos “visibilizar las consecuencias de la cárcel para las mujeres, sus familias y las comunidades en general para lograr un sistema que garantice los derechos humanos y darle visibilidad a la realidad carcelaria como tal”, añade.

@Redaccióncarcelaria

Sistema carente de perspectiva de género

De acuerdo con información proporcionada desde la Red de Acción Carcelaria, la población penal femenina corresponde a un 8% del total de personas que se encuentran encarceladas en la actualidad. Porcentaje que se traduce en 3.400 mujeres que “han quedado súper marginadas en invisibilizadas”.

“Esta es la base de un sistema que carece de perspectiva de género, que está pensado y creado por y para hombres (…) estamos en un sistema en el que de las 80 cárceles hay sólo cinco centros penitenciarios femeninos acomodados para las mujeres como tal y la verdad es que no existe una perspectiva de género interseccional que contemple las distintas realidades de las mujeres”, afirma Alcaíno.

En ese sentido, la presidenta de la fundación explica que “la realidad de una mujer que está una cárcel Santiago es super distinta a la de una privada de libertad en Alto Hospicio, entonces la variable interseccional es súper importante”.

En consecuencia de lo anterior, tras la primera campaña la RAC se trasladó a la zona norte del país, “donde la realidad es mucho más cruda porque en general hay alto porcentaje de personas migrantes, mujeres que son indígenas y la red de apoyo era todavía más escasa, también la precariedad material, la discriminación era más profunda”.

“La cárcel profundiza la desigualdad”

Otra de las grandes metas que tiene la Red de Acción Carcelaria es precisamente es hablar de quiénes son las mujeres que están encarceladas, ya que “tienen historias de vida muy distintas a los hombres y viven la cárcel de manera distinta también”.

Si bien reconocen que “los hombres también sufren mucha discriminación y muchas vulneraciones de derechos, esta situación se agudiza en el caso de las mujeres que son condenadas oficialmente mucho más que los hombres. Por su rol estereotípico de cuidadora o de madre, las mujeres han sido más castigadas y como son menos, esa es una realidad que cuesta hablarla”.

“En el fondo las mujeres están encarceladas por delitos menos violentos y también han tenido historias de vida mucho más marcadas por la vulnerabilidad. Las cifras nos muestran que en Chile la pobreza tiene rostro de mujer. Ellas han tenido menos acceso a oportunidades y también viven la cárcel de forma distinta, de partida porque no hay perspectiva de género, pero también porque la gran mayoría sigue ejerciendo sus roles de cuidado desde la cárcel, entonces uno reconoce esa inequidad”, profundiza Alcaíno.

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En ese contexto, un factor adicional que motiva la visibilización de la temática carcelaria para la población femenina es que “la cárcel profundiza la desigualdad, vemos las tasas de reincidencia y muchos otros indicadores que evidencian que la cárcel no cumple sus objetivos”.

“En el fondo lo único que hace es marginar a las mujeres y agudizar mucho más esta desigualdad de la que históricamente han sido parte”, enfatiza la directora de la RAC.

Créditos: Accioncarcelaria.org

“Visibilizar desde ellas mismas”

La entrega de los kits de higiene le ha permitido a la fundación estar en contacto permanente con las internas, pero en la actualidad el trabajo es más profundo, hoy son parte de proyectos que requieren el levantamiento de datos e información que requiere la colaboración de la población penal femenina.

“Tratamos de estar en la cárcel para también construir la fundación desde ellas y visibilizar desde ellas mismas, porque estamos en un eslabón tato más privilegiado y hemos vivido otras realidades con mayores oportunidades, entonces siempre intentamos estar ahí”.

Para la conmemoración de este 8M, la Red de Acción Carcelaria organizó actividades en las cárceles de Rancagua y San Miguel donde buscarán “levantar demandas con las internas para llevarlas a la marcha en la tarde”. 

“En el fondo tratamos de salir a la calle por las que no pueden estar y mostrar desde sus palabras un poco de esta realidad”, sentenció Alcaíno.

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