Nutricionista explica qué incluir y qué evitar para disminuir inflamación

Por CNN Chile

20.08.2025 / 22:50

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La nutrióloga del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Ana Villarroel, explicó que la inflamación es una respuesta natural del organismo frente a una agresión externa y que, para reducirla, es clave un cambio en la alimentación.


¿Cómo lidiar con la inflamación? La doctora Ana Claudia Villarroel, diabetóloga y nutrióloga del Hospital Clínico Universidad de Chile, explicó que la inflamación crónica puede estar en la base de muchas de las enfermedades más frecuentes en la actualidad, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el hígado graso.

Según la especialista, la inflamación es una respuesta natural del organismo frente a una agresión externa. Puede presentarse de forma aguda y evidente, como ocurre ante un golpe o una infección, cuando el sistema inmune se activa para defenderse. Sin embargo, también existe una inflamación más silenciosa y persistente, que se instala de manera crónica y puede pasar desapercibida con el tiempo.

El problema es que esta inflamación mantenida a largo plazo puede generar consecuencias importantes para la salud, al dar origen al llamado síndrome metabólico.

“Esta es una condición estrechamente relacionada con la inflamación crónica subclínica provocada por la mala alimentación, el estrés y otros malos hábitos de vida. Esto deriva en lo que muchas personas conocen como resistencia a la insulina. Si esta situación se mantiene en el tiempo, puede activar mecanismos en el organismo que aumentan el riesgo de mortalidad general, especialmente por enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares”, explicó Villarroel.

La dieta antiinflamatoria: ¿mito o realidad?

En este contexto surge la llamada “dieta antiinflamatoria”, que busca reducir el consumo de alimentos que favorecen la inflamación y aumentar aquellos que ayudan a modularla o disminuirla.

Entre los alimentos que pueden tener un efecto protector, la especialista menciona:

  • Frutas y verduras frescas.
  • Pescados ricos en ácidos grasos.
  • Grasas saludables como el aceite de oliva o la palta.
  • Frutos secos.
  • Legumbres.

En contraste, los ultraprocesados, las bebidas azucaradas y los productos con aditivos químicos o azúcares refinados tienden a elevar los niveles inflamatorios.

¿Quiénes pueden beneficiarse?

Aunque existen estudios que muestran beneficios de la dieta antiinflamatoria en el manejo del dolor crónico, las enfermedades autoinmunes o las patologías intestinales, Villarroel advierte que la evidencia aún es insuficiente para recomendarla de manera general.

“Existen estudios con resultados variados, algunos a favor y otros en contra, por lo que la evidencia sobre la dieta antiinflamatoria aún no es lo suficientemente sólida. Los beneficios observados hasta ahora se han asociado principalmente a mejoras en síntomas como la depresión y en la frecuencia o intensidad de dolores articulares, tanto en enfermedades autoinmunes como en casos no autoinmunes”, detalló.

Por ello, su implementación suele hacerse bajo un enfoque de “ensayo y error”, observando en cada paciente si los cambios generan mejoras o si es posible medir algún parámetro específico.

Además, la doctora advirtió que la difusión de esta dieta ha estado influida por la industria médica y farmacéutica, que promueve suplementos basados en el “índice antiinflamatorio” de ciertos nutrientes.

“Muchas personas terminan gastando grandes sumas de dinero en productos sin obtener resultados reales, porque la base de su alimentación sigue siendo deficiente y rica en ultraprocesados. La evidencia disponible indica que algunos beneficios pueden observarse cuando se analiza caso a caso, considerando las características individuales de cada persona”, enfatizó.

La dieta mediterránea, el modelo con mayor evidencia

Finalmente, Villarroel subrayó que la dieta con mayor respaldo científico para mejorar la salud y reducir la inflamación es la dieta mediterránea.

Este patrón alimentario se basa en un alto consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, pescado, aceite de oliva y frutos secos.

“La dieta mediterránea coincide ampliamente con las características de la dieta antiinflamatoria, pero en este caso la evidencia es sólida y consistente. Sus efectos positivos se han demostrado no solo en la reducción de la inflamación, sino también en la prevención y control de múltiples enfermedades crónicas”, concluyó la especialista.