Por Matilde Burgos
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Es uno de los guionistas más apetecidos de América Latina, y de paso, el único chileno en correr en estas lides.

Cuando se matriculó para estudiar Literatura en la Universidad Católica, no pensó que al año siguiente iba a estar escribiendo la teleserie Amor a domicilio y, meses después de ese debut, lo ficharía la gigante Televisa, pasando en México los siguientes 10 años de su vida.

Probablemente tampoco imaginó que sus novelas, series, películas y libros, lo iban a llevar a vivir a Nueva York, San Juan y Miami, donde hoy está su casa.

En una conversación a fondo con CNN Íntimo, José Ignacio “Chascas” Valenzuela (47) recordó el inicio de su carrera en Chile, opinó sobre el escenario político actual del país y reflexionó sobre los procesos de adopción homoparental.

Hasta hoy lo más importante de su vida y la de su marido Anthony, es su hija Leonora, que nació en marzo en Estados Unidos, un país donde tener dos papás, o mamás, es absolutamente legal.

En su certificado de nacimiento dice papá José Ignacio Valenzuela, papá Anthony Ortega. La figura son dos papás, no hay una madre. Porque en el caso de Leonora ella fue concebida por un vientre de alquiler”, afirma.

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No obstante, el guionista confiesa que el vientre de alquiler no era la opción que buscaba para tener a un hijo, ya que él hubiese preferido adoptar, pero esta alternativa no se pudo concretar.

La pareja estuvo durante cuatro años intentando sacar adelante diversos procesos de adopción. Sin embargo, asegura, terminaron definitivamente el procedimiento cuando una trabajadora social les dijo “que en el caso remoto de que les fueran a dar a un niño, o una niña, ese niño tenía que tener sobre siete años”.

“Ella dice ‘por ley ese niño tiene que saber hablar’. Yo nunca entendí por qué (…) y me dice ‘tiene que saber hablar por si tiene que hacer la denuncia’. Entonces, ahí entendí que llevaba cuatro años enfrentado a gente que pensaba que yo era un pedófilo, por el simple hecho de estar enamorado de un señor que se llama Anthony”, sostiene.

Si bien define la llegada de Leonora como “el titular más grande de su vida”, confiesa que es “incapaz de vivir tranquilo sabiendo que hay niños que necesitan familias y por razones absolutamente antojadizas, prejuiciosas, o lo que quieras, no pueden. Soy absolutamente incapaz de sentir felicidad absoluta, en mi vida, por esa otra realidad”.

De la misma forma, critica lo que es llamado “figura parterna o materna”. “Los niños no necesitan, para ser niños completos, una figura materna o una figura paterna. Lo que los niños necesitan es la figura del cuidador primario. Esa es la figura que el niño necesita, esa es la figura que le da la sanidad mental a un niño”, asegura.

Huyendo de la zona de confort

En febrero de este año, Chascas publicó un audioserie llamado Gente como yo, en la plataforma Storytel.

Cuenta que la empresa es una especie de Netflix, pero de autoseries, y que la compañía se propuso realizar contenido propio. Por este motivo, convocaron a 10 escritores del mundo para que realizaran el material y, entre ellos, estaba Valenzuela.

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Asegura que el mayor desafío de este nuevo género era lograr generar “imágenes constantemente en la cabeza de la persona que está escuchando”.

Respecto a su disciplina a la hora de escribir distintas temáticas, sostiene que opta por el desafío y no por la comodidad. “Yo huyo de la zona de confort como de la mala suerte”, señala.

Por este motivo, cuenta, que tiene una regla en su vida: “Nunca, una vez que termino de escribir algo, lo siguiente es del mismo género o mismo formato”.

“Representatividades más vagas”

El guionista lleva más de la mitad de su vida fuera de Chile, pero se siente tan chileno que ha viajado para votar en cada una de las elecciones, hasta que, finalmente, pudo sufragar en el extranjero. Indica que su constancia de viajar, es por el hecho de participar y sumarse a estos actos.

“Supe de tanta gente que murió luchando por un ideal democrático, que se me hacía hasta un contrasentido tener la posibilidad y no hacerlo. Si yo repartí panfletos parado frente al Apumanque durante meses para que la gente se inscribiera a votar. Cómo no voy a venir yo a votar. Para mí es fundamental”, declara.

Sobre la política actual, por un lado, cuestiona los cambios que ha tenido Piñera durante su trayectoria. “No le creo, pero no porque sea un prejuicio mío, sino que él me ha demostrado, a lo largo de su carrera, que ha ido cambiando según la ocasión”, sostiene.

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Por otro, recalca sentirse desilusionado con el rol de la oposición.

La desilusión que tengo con la oposición de este país es tal vez aún mayor que la furia que tengo con el Gobierno tan desarticulado que tenemos. Porque la desilusión creo que duele el doble, porque toca un punto casi de amor propio”, subraya.

Por esta razón, continúa, le ha costado votar en las últimas elecciones, “porque nunca he sentido, realmente, que estoy votando por alguien que de verdad me entusiasma”.

A su vez, afirmó que tuvo “mucha fe” en el Frente Amplio, pero que las controversias internas, dice, hicieron que se subdividieran. “Parecían, de pronto, un partido que tenía 60 años de ejercicio”, agrega.

Finalmente, sobre el escenario político del país, el escritor reflexiona que “las representatividades cada vez son más vagas, más abstractas, más imprecisas”.

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