Iniciar un tratamiento antialérgico un par de semanas del peak antes del peak de polinización de especies que generen molestias podría ser clave.
Una de las principales complicaciones habituales que comienza a surgir desde septiembre -con la partida del invierno- son las alergias provocadas por la primavera.
Sin embargo, muchas veces los síntomas pueden confundirse con resfríos, a raíz de los cambios de temperatura que siguen produciéndose durante estas semanas.
¿Cómo diferenciar un resfrío de síntomas de alergia? El doctor Rolando Campillay, inmunólogo de Clínica Alemana, explica que este fenómeno se presenta de manera escalonada a lo largo del año, pero alcanza su peak entre agosto y noviembre.
“Característicamente, a fines de agosto o ya en septiembre, el plátano oriental tiende a polinizar en cantidades elevadas y relativamente bruscas. De una semana a otra, los pacientes empiezan a tener muchos síntomas nasales y oculares, que se mantienen luego con la polinización de los pastos”, asegura.
Los síntomas más frecuentes son picazón en la nariz, ojos, garganta o incluso en los oídos, acompañados de secreción acuosa, enrojecimiento ocular, lagrimeo, congestión nasal y estornudos reiterados. Según el especialista, estos cuadros suelen confundirse con infecciones respiratorias.
Sin embargo, existen diferencias claras. Campillay apunta a que “habitualmente un virus respiratorio comienza de forma más abrupta, puede acompañarse de fiebre o dolor de garganta. En cambio, en la alergia predominan la picazón y la obstrucción nasal sin fiebre”.
En cuanto al tratamiento, el inmunólogo enfatiza que la primera línea siempre es la prevención, aunque resulta difícil evitar por completo la exposición a pólenes. “Habitualmente acudimos a los antihistamínicos de segunda generación, para evitar somnolencia. Si estos no logran controlar los síntomas, utilizamos corticoides nasales con efecto antiinflamatorio, que permiten un alivio efectivo”, explica.
El especialista recomienda iniciar el tratamiento antes del peak de polinización: “Si el paciente empieza una o dos semanas antes, los síntomas no se instalan tan bruscamente, porque los corticoides nasales demoran un par de días en generar el efecto que buscamos de aliviar la congestión, la picazón y la secreción nasal”.
Además, advierte que factores ambientales como la contaminación, las olas de calor y el cambio climático pueden intensificar las reacciones alérgicas. Por lo mismo, Campillay acota que “en los últimos años hemos visto variaciones en los pólenes que circulan, lo que podría aumentar su potencial alergénico y exacerbar los síntomas en los pacientes”.