Foto: Agencia Uno

La llegada del coronavirus a Chile, con la confirmación de dos casos en Talca, tiene desplegado al Ministerio de Salud (Minsal), cartera que se encuentra implementando las medidas para evitar la expansión del brote en el país.

En conversación con La Segunda, el titular de la cartera, Jaime Mañalich, explicó que “la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos acaba de pedir que seamos referentes para toda Latinoamérica respecto del (manejo) del coronavirus, y eso porque somos los mejores”.

Hemos declarado todas las alertas sanitarias, no hay nada que no estemos haciendo. Hemos sido obsesivos en la identificación de los casos importados, exagerando cuarentenas, etc. ¿Esto por qué? Porque de avanzar a una etapa 3, esto es, suspender las clases en las universidades, colegios, o cerrar los espectáculos públicos, qué decir sobre sugerir que no se realicen las marchas o las concentraciones en la Plaza Italia… Podríamos estar ante una situación muy pero muy complicada”, dijo.

Consultado sobre si el brote en el país podría impedir la realización del plebiscito del próximo 26 de abril, la autoridad indicó que “sería extremadamente raro que llegáramos una pandemia tal que no se puedan constituir las mesas, que quede prohibido por razones sanitarias”. 

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“No es su realización lo que está en riesgo… Pero la posibilidad de que millones de personas vayan a emitir masivamente su voto, que hagan una fila prolongada, unos junto a otros, esto con un brote de coronavirus severo, más que un problema sanitario será un problema político“, continuó.

“Imagínese que votan pocos. Que del padrón, que son casi 8 millones, vota solo 1 millón, ahí vamos a estar en problemas. Que el resultado del plebiscito, cualquiera que este sea, alcance una baja adhesión, sería un escenario muy complicado“, graficó.

De este modo, el ministro aludió a la legitimidad del resultado: “Esa es mi preocupación, que el plebiscito se pueda realizar, que no exista un obstáculo de salud pública para la realización material de éste, pero que se afecte el nivel de convocatoria por el coronavirus (…) Me preocupa que aquellos que pertenecen a los grupos de riesgo, es decir adultos mayores, personas con enfermedades crónicas como diabetes y enfermos renales, por ejemplo, no concurran a las urnas ese día”.

A modo de proyección, el ministro señaló que cree que “previo al 26 de abril, antes de que parta el frío, todavía vamos a estar en nivel 2, eso es con vigilancia de casos. Hay países como Suecia o Australia que han logrado mantenerse en esa fase”, aunque luego insistió en que “esta es una enfermedad que no respeta fronteras”.

Con respecto a si podría sugerir la postergación del proceso, afirmó que no está en posición de “sugerir algo de tal magnitud. Además, requiere de una ley con quórum constitucional (2/3 de los parlamentarios)”. “Antes de llegar a eso, tiene que haber una situación que lo justifique y yo me la juego con que no llegaremos a ese extremo“, agregó.

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Compin

Uno de los episodios protagonizados por el ministro que más críticas generó fue en enero pasado cuando, en medio de su interpelación en la Cámara de Diputados, se refirió a la problemática en torno a las licencias médicas y destacó las “felicitaciones que inundan los libros del Compin”. 

Transcurridos casi dos meses, explicó sus dichos y señaló que “llegué al gobierno el 13 de junio y decidí intervenir la Compin, cambiar a todos los directores, ir yo personalmente. Resultado: el tiempo de tramitación de las licencias bajó de 17 días a 7; la licencia médica electrónica está implementada y el libro tiene 60% de felicitaciones cuando antes no había nada”.

“Nunca vieron el libro que demostraba que la cosa era tal cual. Ningún medio de comunicación lo hizo porque son cobardes y mienten porque vende. Dijeron que la reforma a la salud, la más importante que se haga en estos tiempos, es muy difícil, algo muy distinto de lo que declaran quienes entienden esto”, agregó.

Finalmente, consultado sobre cómo le ha afectado el estallido social y las funas que se han realizado en su contra, manifestó que “tengo que estar en la calle, no puedo quedarme en una oficina. Por suerte que aún puedo irme caminando de aquí a La Moneda. Me gritan, me dicen cosas, algunos me cuentan sus problemas, otros hasta me felicitan“.

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