Nueva temporada de CNN Íntimo: Primer capítulo con Juan Carlos de la Llera, rector UC
En la conversación con Burgos, De la Llera aborda diversos temas trascendentales para el país, como el fin al CAE, el feminismo y los abusos de la iglesia.
Según un reporte de la Cámara de Comercio de Santiago, en los últimos cinco años han cerrado más de 900 locales, y varios emblemáticos han abandonado el centro, como "El Hoyo", "Bar Nacional" y, posiblemente, "La Piojera". Ante este escenario, ¿es posible la recuperación del sector? Revisa aquí los detalles.
La crisis de seguridad ha impactado diversas esferas de la ciudadanía. Las personas han decidido evitar transitar por ciertas zonas en horarios nocturnos, modificar sus rutas y sienten una mayor amenaza en los espacios públicos. Este fenómeno también ha permeado al comercio y al turismo.
En los últimos días ha resurgido ante el traslado del local “La Piojera”, pero el cierre de galerías y locales ya es una realidad que se viene dando desde el estallido social y la pandemia.
Fue a finales del siglo XIX, en 1896, cuando en medio del barrio comercial, cerca de la estación Mapocho, se asentó un lugar de esparcimiento. En 1916, Carlos Benedetti lo adquirió, y unos años después, en 1922, durante la presidencia de Arturo Alessandri Palma, el director de la Policía de Investigaciones (PDI) invitó al mandatario a conocer una picada popular. Fue entonces cuando surgió el apodo de “La Piojera”.
Hoy, su continuidad en el sector está siendo evaluada debido a las complejidades que enfrenta la zona. Mauricio Gajardo, administrador de La Piojera, señaló en CNN Chile: “No es problema del negocio, sino del entorno. Tampoco es atractivo el centro. No hay oficinas, no hay bancos, y al Mercado Central no viene gente, por lo que la afluencia de público baja”.
“Desde el año pasado estamos buscando otros lugares… Primero pensé en Las Condes, porque los agentes turísticos les dicen a los turistas o a la gente que no vayan al centro, sino a Las Condes y Providencia. Entonces, donde están mandando a la gente, tenemos que irnos”, añadió Gajardo.
Al mirar las cifras, el reporte de la Cámara de Comercio de Santiago indica que se han cerrado más de 900 locales en los últimos 5 años. Las tasas de vacancia están cercanas al 20% y los valores de arriendo han caído en torno al 50%, según publicó Emol.
Lo anterior está relacionado con los efectos del estallido social, la pandemia, la inseguridad y el comercio informal. Si hacemos un zoom, el presidente de la Asociación Chilena de Gastronomía (Achiga), Máximo Picallo, comentó que el sector ya ha tomado decisiones al respecto, destacando que “ya se fue el Bar Nacional, que estaba en calle Huérfanos, o el Hoyo, en calle San Vicente, cerca de Gorbea, que también dejó de funcionar”.
Pía Greene, investigadora del Centro de Estudios en Seguridad y Crimen Organizado (Cescro) de la Universidad San Sebastián, explicó en CNN Chile que es indispensable analizar qué tipos de delitos ocurren en los distintos lugares para saber cómo abordarlos. Existen diferentes aproximaciones dependiendo de si se trata de incivilidades, delincuencia común o crimen organizado.
En cuanto a la situación de Santiago, describió que es una comuna “particularmente compleja, dado que presenta una alta población flotante, lo que genera mucha incivilidad y delitos contra la propiedad (como hurto, lanzazos y robos no violentos). Sin embargo, también se ha observado un aumento en los delitos violentos asociados al crimen organizado”.
Asimismo, retrocedió un poco al escenario actual y enfatizó que, tras el estallido social, se movilizó el comercio desde la zona céntrica a otros sectores, lo que trajo consigo el aumento de los delitos y la violencia. “Los locales gastronómicos y turísticos quieren trasladarse para proteger sus establecimientos, sus clientes y acceder a mayor público”, señaló.
Por tanto, enfatizó que la intervención del gobierno central es relevante para enfrentar la situación.
Consultada sobre qué ejemplos podría observar Chile, comentó que está el caso de Nueva York con el programa de Tolerancia Cero, que se basó principalmente en eliminar las faltas desde su origen, como incivilidades, para evitar posibles delitos y no tolerar acciones delictivas con fuertes sanciones.
“Esto, junto con otros factores, logró reducir significativamente los delitos violentos en Nueva York, que hoy es una de las ciudades más seguras que existen”, indicó.
No obstante, subrayó que “todas las ciudades son diferentes, por lo que se pueden revisar diversos programas, pero estos deben adaptarse a la realidad local para ser exitosos y sostenibles a largo plazo”.
14 de febrero de 2025/SANTIAGO El tradicional bar y restaurante La Piojera, podría trasladarse a la comuna de Las Condes, debido a la inseguridad del sector. Crédito: Sebastián Beltran/ Agencia Uno.
Luis Eduardo Bresciani, arquitecto de la Pontificia Universidad Católica de Chile y máster en Diseño Urbano por la Universidad de Harvard, se refirió en CNN Chile a las propuestas para abordar esta problemática.
Desde su perspectiva, es discutible la aplicación del concepto de “crisis de seguridad” cuando se habla de un sector específico de la ciudad, ya que “las cifras de crímenes son comunales, y existen muchos ejemplos de grandes ciudades del mundo con centros vitales que conviven con barrios inseguros fuera de ellos. Sin embargo, lo que sí es claro es que la ‘percepción de inseguridad’, es decir, lo que la gente cree o los medios replican, puede deteriorar rápidamente un centro histórico”.
En ese sentido, argumentó que los mayores impactos de la percepción de inseguridad pueden reflejarse en distintas áreas, entre ellas:
—¿Por qué los visitantes están dejando de ir al centro de Santiago y optando por otras comunas?
—El centro de Santiago sigue siendo un lugar de gran atractivo, con vitalidad social y actividad turística durante el día, sin competencia de otras comunas, y no veo signos de que eso cambie. Lo que sí ha cambiado es su capacidad para atraer actividad nocturna, restaurantes y hoteles, debido a su alta percepción de inseguridad en las noches.
Respecto a la situación que enfrentan las principales arterias de la ciudad y sus efectos a largo plazo, remarcó la importancia de modificar la percepción de inseguridad y mejorar las cifras de criminalidad.
“El deterioro de la economía, el espacio público y las edificaciones del centro es un proceso que puede agravarse. Sin personas en las calles, sin inversión en comercios y proyectos inmobiliarios, y sin municipios destinando recursos significativos a infraestructura pública, los centros urbanos suelen entrar en rápido declive. Chile tiene ejemplos dramáticos de esta tendencia, como el centro de Valparaíso. Cuando un área urbana cae en abandono y sus habitantes pierden sus fuentes de empleo, solo las actividades ilegales persisten, lo que incrementa el narcotráfico”, advirtió.
¿Qué experiencias puede considerar Chile para abordar este fenómeno? Bresciani señaló que la solución al deterioro de los centros urbanos y el aumento de la inseguridad es compleja. En general, las estrategias deben adaptarse a cada caso, pero siempre requieren una combinación de medidas, como:
En cuanto a experiencias internacionales, destacó los planes de inversión en la recuperación de centros históricos en Ciudad de México, Quito, Madrid y París; las estrategias de control del comercio informal en Roma y Nueva York; y los programas de recuperación urbana participativos implementados en el Barrio Gótico de Barcelona.
“En general, no existen soluciones mágicas. Todo plan debe ser integral y requiere una inversión fuerte al inicio, como lo hizo la propia comuna de Santiago a inicios de los años 90”, concluyó.
En la conversación con Burgos, De la Llera aborda diversos temas trascendentales para el país, como el fin al CAE, el feminismo y los abusos de la iglesia.