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“La decisión es definitiva e irreversible”. El pasado 14 de junio así explicó el gerente general de la empresa Maersk, Ronnie B. Jensen, a sus trabajadores el cierre de la planta de contenedores en San Antonio. Ese día la compañía danesa, que comenzó sus operaciones en 2015, despidió a 1.209 personas aludiendo a una sobreproducción de contenedores en el mundo además de la dificultad para obtener proveedores.

Así comenzaron una serie de reuniones entre la empresa, los trabajadores y el gobierno, con el objetivo de entregar becas para capacitar y certificar a quienes quedaron sin trabajo.

El subsecretario del Trabajo, Fernando Arab, afirmó que “esta semana comenzó capacitación del Sence. Siempre ocurren cierres de empresas, es parte del dinamismo de la economía“.

Solo cuatro días después, un balde de agua fría llegó para otros 1.200 trabajadores, esta vez en Temuco. En una reunión de más de tres horas Alejandro Becker -propietario de la Constructora CIAL– dio a conocer la quiebra de la empresa. La compañía acusó al Ministerio de Obras Públicas por el incumplimiento de algunos pagos, lo que en su momento fue desmentido por el gobierno.

Pero la Araucanía y Valparaíso no son los únicos perjudicados con los despidos. Los maulinos también viven días complejos. Y es que la empresa curicana Pastas Suazo -tras 80 años de historia- se declaró en quiebra. Sus trabajadores hoy piden comprar el stock para que la compañía pueda pagar los finiquitos y confían en la continuidad de giro de Pastas Suazo que permitiría mantener vigentes los contratos de trabajo al menos por un año, lo que definirán en agosto los acreedores.

Flavio Fuentes, del Sindicato de Trabajadores Suazo, hizo un llamado al acreedor principal a la continuidad de giro: “Somos 35 personas las que estamos trabajando en la empresa, pero hay 105 trabajadores que están desvinculados”.

Y en Linares también están las alertas. Iansa informó a sus trabajadores que la planta azucarera cerrará, entre otras cosas, por una caída mundial en el consumo de este producto y el surgimiento de sustitutos. El cierre dejaría a más de 500 trabajadores desempleados y a otros 4 mil remolacheros y transportistas afectados.

Complejo escenario para miles de trabajadores en el país, muchos esperanzados en que la decisión del cierre aún pueda ser revertida.

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