El candidato, que se autodefine como la única opción de izquierda real, acusa al oficialismo de ceder ante el sistema y anticipa que, si llegara a La Moneda, enfrentaría boicots y una reacción violenta por parte de sectores conservadores.
A poco más de dos meses de las elecciones presidenciales, Eduardo Artés, candidato independiente de izquierda, ha intensificado sus cuestionamientos al oficialismo.
En conversación con The Clinic, el profesor y exdirigente del Partido Comunista de Acción Proletaria lanzó duras críticas contra Jeannette Jara, abanderada del oficialismo, asegurando que su proyecto no tiene relación con el socialismo ni con la izquierda.
“Jara no es comunista. Ella misma ha dicho que es socialdemócrata, que es de centroizquierda. ¿Qué significa eso hoy? Un gobierno amarillo, de continuidad, que no propone transformaciones reales”, afirmó Artés.
Según el candidato, Jara representa “una versión aún más moderada que el propio Boric”, lo que, a su juicio, ya es un límite difícil de superar.
“Es que Jara es el continuismo de lo que hay y peor. Yo creo el gobierno de Jeannette Jara sería incluso más amarillo que el de Gabriel Boric, lo cual ya es difícil, pero va a ser más amarillo que Boric”, señaló.
Para Artés, el programa de Jara —desde su negativa a una nacionalización efectiva del cobre hasta su distancia de gobiernos como el de Venezuela o Cuba— evidencia un intento de despegarse del mundo de la izquierda para hacer guiños a un electorado de centro.
“Ha cometido una barbaridad porque ha querido desligarse de la izquierda. El problema es que el votante de derecha no va a ir con ella, y el votante de izquierda, desilusionado, podría irse al nulo o, en el mejor de los casos, conmigo”, sostuvo.
Críticas al Gobierno, al PC y al proyecto de Jara
Artés no escatimó en críticas al Gobierno actual y, en particular, al rol del Partido Comunista dentro de la administración.
Asegura que, si bien aún hay figuras dentro del PC que luchan por el socialismo —como Daniel Jadue, a quien respaldó abiertamente—, el partido ha asumido una postura “de gestión del sistema”.
“No tengo ninguna expectativa con Jara. Ella tiene que hacerse cargo de un gobierno que no ha hecho nada más que ceder. Y si llega a la presidencia, va a tener menos fuerza aún, porque no tendrá el impulso del estallido social, y la derecha, en cambio, está mejor posicionada”, sentenció.
Además, sostuvo que el fallo del Tricel que inhabilitó a Jadue fue “un castigo político” y criticó la falta de solidaridad de Jara ante esa decisión: “Ella justificó el fallo y dijo que hay que acatar los tribunales. Eso demuestra lo que es”.
Artés se autodefine como el único candidato de izquierda
El candidato asegura que su proyecto político es el único que plantea una alternativa real al modelo neoliberal: “Soy el único que está por el socialismo. Pregúntenle a Jara si está por el socialismo y verán que no”.
También descartó que Marco Enríquez-Ominami o cualquier otro postulante represente ideas de izquierda real, calificándolos como socialdemócratas sin consistencia.
Según Artés, su candidatura busca abrir un camino revolucionario y no se construye solo sobre el voto: “Esto no se logra con una rayita y un votito. Hay que organizar al pueblo, a los sindicatos, a los estudiantes. Esa es la base para transformar Chile”.
Anticipa boicots y un eventual golpe de Estado si gana
En un tono desafiante, Artés no descartó un escenario complejo en caso de llegar a la Presidencia. Dijo abiertamente que espera “boicots, atentados y una reacción violenta” de parte de los sectores conservadores.
“No hay ninguna posibilidad de que no sea así. No van a permitir un gobierno popular. Pero si el pueblo está organizado, podemos resistir”, indicó.
Dentro de sus primeras medidas, planteó una convocatoria inmediata a sindicatos, federaciones y movimientos sociales, así como un encuentro directo con altos mandos militares para advertir que las Fuerzas Armadas no deben ser utilizadas contra el pueblo.
También aseguró que, de lograr llegar al poder, convocará a una verdadera Asamblea Constituyente, con representantes revocables desde los sectores sociales y no bajo las reglas del Congreso.