Por Alison Vivanco
Publicado por Joan Xavier Alemany

Recientemente se supo del cambio en el domicilio electoral que realizó la ex candidata presidencial del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, a quien le faltó poco más del 2% de los votos para pasar a segunda vuelta con el Presidente Sebastián Piñera.

De Ñuñoa a Viña del Mar, este fue el cambio.

¿Tendrá Sánchez aspiraciones políticas en ese lugar? Si este fuera el escenario, analicemos la situación:

Al desglosar por región y comuna las pasadas elecciones presidenciales de 2017, se puede ver que en la primera vuelta de los comicios Beatriz Sánchez fue la segunda mayoría de votos en la comuna de Viña del Mar. Esto, con 34.565 adherentes.

Al hacer el mismo ejercicio en Ñuñoa, comuna donde hasta hace unos días mantenía su domicilio electoral, los resultados se repiten y luego del actual mandatario, Sebastián Piñera, Sánchez vuelve a sacar la segunda mayoría con 21.897 votos a su favor.

La pregunta es clara, entonces: ¿Por qué se cambió Beatriz a Viña del Mar si en su comuna original también gana?

La respuesta es evidente: En Viña del Mar la candidata del Frente Amplio suma casi siete mil votos más que en Ñuñoa. Diferencia que puede bastar para convertirla en la sucesora de la actual edil, Virginia Reginato, o incluso abrirle una ventana hacia los futuros comicios de la gobernación porteña.

Del modo que sea, la líder del Frente Amplio, pese a todos los problemas internos que el conglomerado ha mostrado públicamente, parece no mancharse con ellos y continúa abriendo puertas, ventanas y ventanales.

Sin embargo, como todo en la vida el favorecido escenario de Sánchez tiene un “pero”.

Suponiendo que las aspiraciones de la periodista fueran a la alcaldía, si extrapolamos los resultados de las elecciones presidenciales en las que participó Beatriz Sánchez, a los resultados de las elecciones municipales del año 2016 donde Reginato obtuvo 44.697 votos en Viña del Mar, Sánchez quedaría a sus sombras por poco más de 10.000 sufragios en contra.

No obstante, las cartas no están echadas.

“Quiero morirme siendo la alcaldesa de Viña del Mar”, dijo en entrevista con diario “La Segunda” Virginia Reginato, quien desde 1992 cumple funciones por dicho municipio.

A sus 79 años, la actual edil lleva tres periodos como concejal de Viña del Mar y cuatro como alcaldesa, contando el actual. Todos como militante de la UDI.

Pero la imagen de Reginato se ha manchado drásticamente en este, su segundo periodo.

La Contraloría Regional informó que su municipio registra un déficit de más de 17 mil millones de pesos y dio cuenta, entre otras cosas, del pago de horas extras no realizadas, monto que supera los 5.500 millones.

En base a eso, sus concejales la acusaron de notable abandono de deberes. Hubo un suma y sigue lapidario para su gestión, tanto que ni el reloj de flores se salvó, pues también se detectó un pago irregular a la empresa encargada de su mantención por más de 25 millones de pesos.

Como si esto fuera poco, la Contraloría también informó de un pago de más de 64 millones a la empresa “González y Fierro Limitada”. 64 millones por siete trabajadores de los cuales aún no se sabe dónde y cuándo prestaron sus servicios a Viña del Mar.

Considerando lo anterior ¿Es esta una oportunidad para Beatriz Sánchez?

El electorado dirá.

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