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El Comité de Naciones Unidas contra la Tortura ha advertido este jueves a las autoridades de Suiza de que violarían los derechos de la representante mapuche Flor Agustina Calfunao Paillalef en caso de que sea deportada a Chile, donde aseguran que corre el riesgo de ser víctima de tortura.

Calfunao, miembro de la comunidad Juan Paillalef en la región de La Araucanía, vive en Suiza desde 1996. País desde donde ha denunciado una serie de abusos contra el pueblo mapuche y defendido a indígenas frente a terratenientes y empresas. De hecho, en 2008 recibió en la ciudad de Ginebra el premio “Mujer Exiliada, Mujer comprometida”.

En julio de 2018, después de un proceso de más de 10 años, se rechazó definitivamente la solicitud de asilo y ordenó su deportación a Chile. Por esta razón, en agosto del mismo año, presentó una queja al Comité contra la Tortura, alegando violación de sus derechos bajo el artículo 3 de la Convención por Suiza.

El comité esgrime que varios miembros de su familia ya han sido víctimas de abusos y hay un “patrón de violaciones sistemáticas de los derechos del pueblo mapuche en Chile contra los que defienden sus derechos fundamentales y tratan de mantener su estilo de vida tradicional”.

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Por lo mismo, el organismo instó a Suiza a “reexaminar” la solicitud de asilo.

También recordó que los malos tratos inflingidos por particulares pueden dar lugar a la responsabilidad de los Estados cuando las autoridades competentes no ejercen la diligencia debida para prevenir, investigar, enjuiciar y sancionar tales actos. La inacción, añadieron, implica “consentimiento tácito o aquiescencia”.

Es en ese contexto que Flor Calfunao habló sobre su situación en Europa, en conversación con Nodal en 2018, comentó que “estoy en Suiza desde 1996, estuve ilegal, pero siempre fui reconocida. En esa época nunca me escondí, siempre hice un trabajo de investigación sobre la historia jurídica mapuche a nivel internacional”.

“Durante ese período, mi familia fue fuertemente reprimida, pero nunca quise pedir asilo político porque pensé que la situación de represión del Estado chileno hacia el pueblo mapuche iba a cambiar. Esto no fue así. Entonces en 2008 pedí asilo político y esta ya es la tercera o cuarta expulsión que tengo con argumentos que no se justifican“, añadió, junto con sumar que “mi situación actualmente es de expulsión y se agotaron los recursos en este país”.

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En tanto que sobre los riesgos a los que se expone en Chile, Calfunao comentó que “mi familia ha sido históricamente perseguida. En 1973, mi madre estuvo presa. Posteriormente, la situación de represión nunca cambió, mi familia ha sido encarcelada más de sesenta veces”.

También asegura que su hermana y sobrino “han pasado por la cárcel, han sido condenados con leyes retroactivas. Cuando caen presos en 2005 y 2007 fueron condenados por atentado a la autoridad. Por lo cual, la persecución ha continuado y por eso pido asilo político“.

En tanto que sobre la situación que se vive en La Araucanía, indicó que “la militarización del pueblo mapuche y la represión siguen desde la anexión del territorio, a partir de 1800. El pueblo mapuche no ha dejado de luchar”.

También describió que “la forma de represión, de estigmatización, de condenar al pueblo mapuche ha ido cambiando, pero no el objetivo de apoderarse de sus tierras y con ello exterminarlos”.

En Chile se está exterminando al pueblo de una manera espantosa, porque están los balines de plomo que le tiran a la gente, y esos balines tienen un ácido que mata a la gente de a poco. No hay atención médica, cuando la gente va a los hospitales luego de los allanamientos y de las torturas que se ejerce contra ellos, la misma policía los lleva a constatar lesiones. Los médicos nunca piden que estos policías salgan para quedar solos con los pacientes y preguntarles por qué tienen esas lesiones”, narró.

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