Foto: Agencia UNO

Este lunes, Cristóbal Cabrera (23), conocido como “el Cisarro”, fue condenado a 10 años y un día de cárcel como autor de un asalto a una familia en Buin. Tras más de 30 detenciones -la primera de ellas cuando tenía sólo 9 años-, esta es la primera vez que enfrenta una sentencia como adulto.

El caso, aseguró el presidente de la Asociación de Magistrados de Chile, Mauricio Olave, representa “la derrota del sistema”.

En entrevista con Las Últimas Noticias, Olave comentó que “aquí vemos el fracaso de una política pública, porque el Estado no cumplió con su rol protector de la infancia”.

El juez explicó que cuando estos niños llegan a adultos, los magistrados no tienen “otra opción que aplicarles sanciones si cometen delitos”. Sin embargo, quedan con “la sensación de que, probablemente, si la acción del Estado hubiera sido eficaz, integral y oportuna con ellos, estas cosas no hubieran sucedido”.

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Olave citó a un psiquiatra que atendió a Cabrera y dijo que “lo perdimos cuando cortaron la intervención estatal, que había logrado desvincularlo con el colegio y tratar sus adicciones y problemas de impulsos”.

¿Qué se debería hacer en Chile? El presidente de los jueces detalló que en países como Alemania y Estados Unidos “existen servicios sociales que son administrados por el Estado, no por los jueces. Son instituciones potentes, que permiten que muy pocas cosas terminen en el sistema judicial. En Chile, en cambio, tenemos la lógica que todo tiene que ser en un tribunal, pero lo lógico sería tener un sistema potente y administrativo que tome al niño y le dé una mirada integral a su problema”.

En el caso particular de Cabrera, “con una mamá vinculada al microtráfico y un papá ausente, lo que tienes que hacer no es sólo sacar al niño de ese ambiente, sino también lograr que la mamá deje la droga y apuntar a toda su familia”.

“Si vemos el caso de Cristóbal, el niño cumplió 18 años y pasó a ser considerado un adulto. Y ya no hubo más programas de reinserción para él. Entonces siguió cometiendo delitos. Hoy tiene 23 años y ya fue condenado a 10 años de cárcel. Este caso, sin dudas, es la derrota del sistema”, concluyó el magistrado.

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