El director de la misión chilena del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo conversó con Pares Impares sobre cómo las personas encuentran humanidad y esperanza incluso en los contextos más devastadores, y cómo el diálogo puede ser un puente hacia la reconciliación.
En un mundo marcado por conflictos y divisiones, Alfredo Zamudio, director de la misión chilena del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, ha dedicado su vida a entender cómo las personas enfrentan la adversidad y reconstruyen sus vidas. Es por esto que Pares Impares, quiso conversar con el experto sobre la importancia de la cohesión social.
Con una amplia experiencia en zonas de post-conflicto como Timor Oriental, Sarajevo y Gaza, Zamudio fue testigo de cómo, incluso en medio de la destrucción, la humanidad encuentra formas de resistir y renacer.
“La gente, no importa dónde esté, quiere vivir una mejor vida”, afirma Zamudio. Desde la alegría de ver a niños sonreír hasta la necesidad de pan fresco en medio de un bombardeo, las pequeñas cosas se convierten en símbolos de esperanza. En Sarajevo, durante la guerra de los 90, los habitantes buscaban dos cosas para sentirse humanos: el periódico y el pan. “Eso los hacía sentir que todavía había un horizonte”, relató.
El diálogo como herramienta de transformación
Zamudio destaca que el diálogo no busca necesariamente acuerdos, sino crear espacios donde las personas puedan expresar sus historias y escuchar al otro. “El diálogo es una forma de comunicación que ofrece tiempo y espacio para traer la complejidad de las realidades de cada uno”, explica. Este proceso, aunque lento, permite que las personas se humanicen y encuentren puntos en común, incluso en medio de profundas divisiones.
En Chile, Zamudio ha trabajado en talleres de diálogo que han reunido a más de 2,500 personas de diversos sectores políticos y sociales. “Nunca pensé que iba a hablar con alguien como tú”, es una frase que ha escuchado repetidamente, demostrando que el acercamiento es posible. Aunque el país aún enfrenta polarización, especialmente en temas como la dictadura y las pensiones, Zamudio cree que “Chile está en una situación reversible”.
Para Zamudio, la esperanza no es un acto sencillo, sino un milagro humano que surge cuando las personas logran levantar la mirada y ver más allá del dolor. “La esperanza es algo tan… es un acto de fe”, reflexiona. Su mensaje es claro: la reconstrucción de la humanidad comienza con la capacidad de escuchar y reconocer al otro, incluso en los momentos más oscuros.
Un llamado a la acción
En conversación con Pares Impares, Zamudio compartió su visión sobre cómo las pequeñas acciones, como una sonrisa o un gesto de solidaridad, pueden ser el inicio de un cambio profundo. “Cada uno puede ser una herramienta para volver a construir esta hermandad que, de alguna manera, soñamos por ser humanos”, concluye. Su trabajo es un recordatorio de que, incluso en tiempos difíciles, la esperanza y el diálogo pueden ser faros que guíen hacia un futuro más unido y humano.