IA: La oportunidad de crecimiento que Chile no puede desperdiciar

Por Eleonora Rabinovich

03.12.2025 / 05:00

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En Chile, hoy existen 45 centros de datos, la conectividad llega al 96,5% de los hogares, redes móviles entre las más rápidas del mundo y cables submarinos —entre ellos Curie de Google y Humboldt, un joint venture entre Google y el Estado de Chile — que conectan al país con Estados Unidos, Panamá, y pronto con Australia y Asia-Pacífico.


Los ciclos electorales abren una ventana única para debatir el modelo de desarrollo que anhelamos y cómo proyectamos nuestro crecimiento. Si durante los últimos 35 años Chile consolidó su economía sobre la minería, el sector forestal y la agroindustria, hoy enfrenta la oportunidad histórica de sofisticar su matriz productiva a través de la Inteligencia Artificial. El país ya ha construido cimientos sólidos con hitos como la Política Nacional de IA y el Plan Nacional de Datacenters; el desafío urgente es debatir los incentivos necesarios para detonar una adopción tecnológica que aún no despega con todo su potencial

La magnitud de la oportunidad es cuantificable. De acuerdo al informe “Una oportunidad histórica para Chile: inteligencia artificial para desatar el potencial económico del país”, realizado por Google y Foresight, los datos son contundentes. La IA podría aportar al PIB ingresos anuales de entre USD 36.432 y USD 67.224 millones, lo que equivale a un impacto de entre el 10,9% y el 20% del producto. Sectores clave como las actividades financieras y de seguros (USD 13.976–25.079 millones), el comercio (USD 7.229–13.209 millones) y la manufactura (USD 3.611–6.796 millones) concentran más del 65% de este potencial económico.

No obstante, existe una brecha preocupante entre el potencial y la realidad. Según PwC, solo un 5% de las empresas chilenas ha integrado la IA en su operación. Si esta inercia se mantiene, el impacto económico se reduciría drásticamente a un rango de USD 1.822 a USD 3.361 millones. Este contraste evidencia que el país no está capturando el valor que su propia infraestructura permite.

En Chile, hoy existen 45 centros de datos, la conectividad llega al 96,5% de los hogares, redes móviles entre las más rápidas del mundo y cables submarinos —entre ellos Curie de Google y Humboldt, un joint venture entre Google y el Estado de Chile — que conectan al país con Estados Unidos, Panamá, y pronto con Australia y Asia-Pacífico.

Existen iniciativas de aprendizaje continuo y desarrollo de habilidades digitales como ChileValora, Relink y GerencIA, junto con la alianza entre Google, SENCE y Talento Digital para Chile que otorgó 5.000 becas en formación digital e inteligencia artificial. Aun así, el documento advierte que la mayor barrera sigue siendo el acceso de las PYMEs al talento especializado. Esto contrasta con un dato del propio estudio: el 50% de la fuerza laboral chilena podría aumentar en al menos un 30% su productividad mediante el uso de IA generativa.

Los datos permiten llegar a una conclusión inevitable: Chile ya cuenta con buena parte de los cimientos que otros países recién están comenzando a construir —instituciones, infraestructura, centros de investigación como CENIA y un ecosistema de 152 startups de IA fundadas desde 2015—, pero la adopción aún no refleja ese potencial. La estrategia requiere cuatro pilares. Primero, reforzar la gobernanza regulatoria que promueva la innovación, incluyendo una excepción legal clara para la minería de textos y datos en el entrenamiento de modelos. Segundo, infraestructura con propósito,impulsando políticas Cloud First y alineando la inversión digital con metas de sostenibilidad energética. Tercero, un capital humano escalonado, masificando competencias básicas más allá de los expertos tecnológicos. Y finalmente, pasar del piloto a la estrategia, priorizando la transferencia tecnológica en las PYMEs.

Lo que falta es transformar esas propuestas en decisiones concretas para acelerar la integración tecnológica, cerrar brechas territoriales y facilitar el acceso de más empresas y trabajadores a estas herramientas. El informe no plantea un futuro hipotético; describe uno que está a nuestro alcance. Requiere que el sector público, privado y la comunidad académica definamos pasos claros para convertir estas cifras en una realidad de prosperidad para Chile.

Por: Eleonora Rabinovich, directora de Políticas Públicas y Asuntos Gubernamentales de Google para Hispanoamérica