Como una niña energética y entusiasta describe su madre a Ella Adoo-Kissi-Debrah, su hija de 9 años que murió a consecuencia de un grave cuadro de asma.
Una investigación preliminar en 2014, un año después de su muerte, indicó que la falleció a causa de una insuficiencia respiratoria, pero nuevos antecedentes hicieron que la justicia británica ordenara nuevas pesquisas.
El objetivo de la indagatoria que empezó esta semana es determinar si la contaminación ambiental en Londres incidió en la muerte de la niña.
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Rosamund Kissi-Debrah, madre de Ella, cuenta que “a veces, siento que mi hija murió en vano, porque cuando venía hacia acá, había un montón de tráfico y pensé ‘nada ha cambiado’. Es triste lo que le pasó a ella y a nuestra familia, pero está afectando a todo el mundo, lo quieras creer o no”.
Ella y su familia vivían a 30 metros de una carretera con alto flujo vehicular al sur de la capital británica. Es por eso que esta investigación, que se extenderá por dos semanas, busca establecer si esos niveles de contaminación fueron un factor que agravó su asma.
Contaminación que los londinenses han enfrentado por décadas. Como en 1952, cuando una densa niebla cubrió la ciudad por cinco días. El aumento de uso de combustibles fósiles en hogares, las industrias y el transporte gatilló, la que es considerada, una de las peores crisis sanitarias en la historia del Reino Unido.
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Jocelyn Cockburn, abogada de la familia de Ella, indica que “estamos poniendo el impacto sanitario de la contaminación en el centro de este debate. Ya no hablamos de que es conveniente. Estamos hablando de la vida de nuestros hijos”.
El proceso también analizará posibles fallas de las autoridades británicas en reducir los niveles de contaminación, e informar sobre sus riesgos a la población. Si la causalidad es determinada, Ella podría convertirse en la primera persona cuya causa de muerte establecida sea por efectos de la contaminación.
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