La obra de la artista mexicana superó el récord que ostentaba la fallecida artista estadounidense Georgia O'Keeffe. Su obra "Jimson Weed/White Flower No. 1" se subastó por 44,4 millones de dólares en 2014.
(CNN) – Un autorretrato de la artista mexicana Frida Kahlo se ha convertido en la obra más valiosa de una artista femenina vendida en subasta tras alcanzar los 54,7 millones de dólares.
El sueño (La cama) se alzó con el título en Sotheby’s de Nueva York, tras superar el récord que ostentaba la fallecida artista estadounidense Georgia O’Keeffe. Su obra Jimson Weed/White Flower No. 1, que anteriormente había estado expuesta en la Casa Blanca, se vendió por 44,4 millones de dólares en 2014.
El autorretrato surrealista de Kahlo, vendido por un coleccionista privado, había sido valorado entre 40 y 60 millones de dólares. Otro autorretrato de la artista mexicana, Diego y yo, ostentó el título de la segunda obra de arte más cara vendida por una artista femenina, tras ser subastado también por Sotheby’s, Nueva York, en 2021.
Cuando se vendió, esa pintura se convirtió en la obra de arte latinoamericana más cara de la historia. Ahora, tras la venta más reciente de una obra de Kahlo, ha sido superada y cae al segundo puesto, y al tercero entre las obras de arte más valiosas creadas por una mujer.
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Antes de la subasta, el cuadro, que no se había visto públicamente durante casi tres décadas, se exhibió en Londres, Abu Dabi, Hong Kong, París y Nueva York.
En la imagen se ve a Kahlo recostada en una cama que flota sobre un fondo de cielo azul pálido. Enredaderas verdes y ondulantes envuelven su cuerpo, mientras que un esqueleto con dinamita y un ramo de flores secas yace sobre ella.
La cama fue un motivo recurrente en la obra de Kahlo. Estuvo postrada en cama durante largos períodos de tiempo mientras sufría una vida de dolor crónico tras un accidente de autobús casi mortal y las posteriores cirugías.
Durante la larga recuperación tras el accidente, la familia de Kahlo adaptó un caballete e instaló un espejo en el dosel de la cama para que pudiera seguir pintando tumbada. “No estoy muerta y tengo una razón para vivir. Esa razón es la pintura”, escribió entonces.
Kahlo pintó la obra en 1940, una época turbulenta para la artista mexicana. Fue el año en que se volvió a casar con Diego Rivera tras divorciarse del también artista un año antes, y también el año en que su antiguo amante, el revolucionario ruso León Trosky, fue asesinado.
En un correo electrónico enviado a CNN antes de la subasta, Anna Di Stasi, directora de arte latinoamericano de Sotheby’s, dijo que El sueño (La cama) había sido “una de las muy pocas obras de este calibre que aún permanecían en manos privadas”.
“Frida Kahlo ocupa un lugar completamente singular en la historia del arte. Existe una conexión casi espiritual entre la gente y sus pinturas, que son profundamente personales y, a la vez, resuenan universalmente. Lo hemos visto esta temporada con la exposición de El sueño (La cama) en todo el mundo, con largas colas para entrar”, comentó.
“Esta pintura tiene todas las características distintivas de una obra de Frida: el autorretrato, una imaginería surrealista y, lo más importante, una intensidad psicológica y esa sensación de comunión entre artista y espectador.”
El cuadro formó parte de la subasta de la colección privada “Exquisite Corpus”. En ella se incluyeron más de 80 pinturas, dibujos y esculturas surrealistas, entre ellas obras de René Magritte y Salvador Dalí.