Por Bruno Córdova
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Estados Unidos y China pactaron en la pasada cumbre del G20 una tregua a la guerra comercial que estaban sosteniendo ambas naciones.

Además, los gobiernos de Donald Trump y Xi Jinping acordaron un plazo de 90 días para llegar a un nuevo acuerdo comercial. Esto sucede debido a que la guerra comercial está afectando fuertemente a Estados Unidos.

El país norteamericano compra en productos chinos USD 376 mil millones más que los productos estadounidenses que compran los chinos.

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Entonces, la balanza comercial juega contra Estados Unidos y ambos gobiernos buscan lograr un acuerdo para tener una relación comercial más pareja sin tener que llegar a un aumento de los aranceles -es decir, impuestos- a las importaciones.

Trump buscaba subir los aranceles a los productos chinos a contar del 1 de enero próximo, con el fin de desincentivar las importaciones desde el país asiático.

Esto ya no va a ocurrir, por ahora. China acordó comprar más productos hechos en Estados Unidos lo antes posible en ámbitos como el agrícola, energético e industrial. Los productos agrícolas serían los primeros en ser adquiridos.

Además, ambos países consensuaron el desarrollo de negociaciones en los ámbitos de patentes, propiedad intelectual y piratería, principalmente en los ámbitos industriales y tecnológicos.

De esta forma, Estados Unidos busca inhibir que el país asiático venda productos a través de prácticas desleales.

Desde ya, Trump anunció por Twitter que China aceptó  “reducir y eliminar” los aranceles a los automóviles norteamericanos, el cual hoy está fijado en 40%.

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