Con información de CNN

Análisis: Las consecuencias del calamitoso viaje de Zelensky a Washington siguen creciendo

Por CNN Chile

03.03.2025 / 14:26

El tenso encuentro entre Trump y Zelensky en la Casa Blanca ha generado repercusiones en la relación diplomática. Además, Europa sigue de cerca cómo se desarrollan las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia.


(CNN) —Funcionarios estadounidenses de alto rango están sumando presión contra Volodymyr Zelensky, sugiriendo que podría tener que abandonar el poder tras la desastrosa reunión con Donald Trump en el Despacho Oval, mientras Europa abraza al presidente de Ucrania con más fuerza que nunca.

El contraste puso de relieve la división más dañina en la alianza occidental al menos desde la caída del muro de Berlín y reforzó la sensación de que el “mundo libre” ha sido empujado al borde de la fractura al principio del nuevo mandato del presidente Donald Trump.

Sin embargo, la visión de Europa entrando en el callejón sin salida dejado por el primer intento de Trump de poner fin a la guerra de Ucrania también podría representar la esperanza de que algo bueno podría salir de la debacle de la visita de Zelensky. Eso si el continente puede, como prometió este domingo, construir un plan de paz para entregar al presidente de Estados Unidos.

Aun así, las consecuencias del calamitoso viaje de Zelensky a Washington son cada vez mayores.

El asesor de seguridad nacional de Trump, Mike Waltz, dijo a Dana Bash de CNN en State of the Union este domingo que la administración ahora cuestiona si Zelensky realmente quiere poner fin al conflicto.

“Necesitamos un líder que pueda tratar con nosotros, eventualmente tratar con los rusos, y poner fin a esta guerra”, dijo Waltz. “Si se hace evidente que las motivaciones personales o las motivaciones políticas del presidente Zelensky son divergentes de poner fin a los combates en su país, entonces creo que tenemos un verdadero problema en nuestras manos”.

El comentario de Waltz subraya la posición de Estados Unidos de que la guerra debe terminar como sea, mientras Trump se apresura hacia un acercamiento con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, tras culpar falsamente a Zelensky de la invasión no provocada.

Pero el primer ministro británico, Keir Starmer, encabezó el domingo en Londres una reunión de líderes occidentales que dieron la bienvenida a Zelensky como invitado de honor. En un acto altamente simbólico, el rey Carlos III concedió a Zelensky una audiencia de una hora, días después de invitar a Trump a una segunda visita de Estado. Starmer prometió una “coalición de voluntarios” para armar y defender a Ucrania, y volvió a advertir que cualquier paz duradera necesitaría garantías de seguridad estadounidenses que Trump aún no ha ofrecido.

Y Francia y el Reino Unido también propusieron una tregua limitada de un mes en Ucrania, según declaró el domingo el presidente Emmanuel Macron al diario Le Figaro. Zelensky dijo estar al tanto de la propuesta, pero no precisó si estaba de acuerdo con ella.

El agresivo esfuerzo de liderazgo europeo se produjo mientras Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, dijo que los aliados de Ucrania necesitaban convertir al país en un “puercoespín de acero indigerible para los potenciales invasores”.

Cómo el enfrentamiento del Despacho Oval cambió la dinámica

La extraordinaria escena del viernes, cuando Trump y el vicepresidente J.D. Vance increparon a Zelensky -y luego lo echaron de la Casa Blanca- es ya un momento imborrable en la historia de la política exterior moderna de Estados Unidos.

La bravuconada del líder de una nación democrática en el marco de la embestida ilegal de un tirano ruso que ha matado a miles de civiles envió ondas de choque a Washington y a todo el mundo. Los críticos de Trump le acusan de ponerse del lado del invasor en un repudio de todos los valores de la política exterior estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial.

Para los partidarios de Trump y sus principales subordinados, sin embargo, la reprimenda a Zelensky fue un triunfo. Argumentan que proyectó fuerza y personificó la política de “Estados Unidos primero” que ha transformado el papel global de la nación.

Los comentarios acalorados y las proclamaciones de que Occidente está acabado en los últimos días pueden haber sido catárticos para todos los implicados. Pero difícilmente sirven a la causa de la paz o a los intereses de los actores clave -aparte de Putin, que debe estar disfrutando de la escisión de Occidente-, desde hace tiempo su principal objetivo en política exterior.

Los miembros del Gabinete de Trump acudieron a los programas dominicales de noticias por cable para elogiar a su jefe. Sin embargo, la furia del viernes socavó la afirmación de que Trump es un magistral negociador y el único hombre vivo que puede poner fin a la guerra. Está claro que el único plan de Trump era imponer un acuerdo de paz en Ucrania tras ofrecer múltiples concesiones a Putin. Y el enfrentamiento hizo descarrilar una propuesta de acuerdo para que EE.UU. explotara los minerales de tierras raras de Ucrania, que Trump veía como una enorme victoria personal. Su insistencia en que es un pacificador mundial y su intento de ganar el Nobel de la Paz parecen ahora más irreales que nunca.

La pérdida de sangre fría de Zelensky contribuyó al cataclismo diplomático, aunque intentara explicar a Vance y a Trump por qué Ucrania se muestra escéptica ante una paz que no incluya garantías, después de que Putin haya destrozado repetidamente los acuerdos. Es difícil imaginar cómo Zelensky podrá llegar a sentarse en una mesa de paz con Trump, y el presidente estadounidense podría decidir ahora recortar la ayuda pendiente, la inteligencia y otros apoyos a Ucrania que podrían obstaculizar a sus fuerzas en el campo de batalla.

El drama en el Despacho Oval llevó a los aliados europeos de Estados Unidos a una acción de emergencia. Ahora pretenden proteger a Zelensky de Trump y esperan elaborar un marco de paz viable que puedan entregarle como base para las conversaciones con Putin. Pero si EE.UU. se aleja de Ucrania, la capacidad de Europa para llenar el vacío es cuestionable, en gran parte debido a sus años de recorte del gasto militar, su erosionada base de producción militar y su propia dependencia de la seguridad estadounidense.

Funcionarios de EE.UU. sugieren que es hora de que Zelensky se vaya

El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, reforzó las advertencias de Waltz sobre el líder ucraniano. “O él necesita entrar en razón y volver a la mesa en señal de gratitud, o alguien más necesita liderar el país para hacerlo”, dijo el republicano de Louisiana en el programa Meet the Press de la NBC.

Tras la ruptura en el Despacho Oval el viernes, el senador republicano Lindsey Graham -que ha sido partidario de Zelensky- optó por priorizar su lealtad a Trump, diciendo: “No sé si podremos volver a hacer negocios con Zelensky”.

En State of the Union, Bash preguntó a Waltz por qué había comparado una vez a Zelensky con el líder británico en tiempos de guerra Winston Churchill, pero el sábado se refirió a él en Sirius XM como una “exnovia que quiere discutir”.

“Si queremos dar una lección de historia, Churchill… se mantuvo y luchó por su pueblo”, dijo Waltz. “Pero Churchill también fue destituido en 1945. Fue un hombre por un momento, pero luego no hizo la transición de Inglaterra a la siguiente fase. Y no está claro que el presidente Zelensky, sobre todo después de lo que vimos el viernes, esté dispuesto a hacer la transición a Ucrania para poner fin a esta guerra y negociar y tener que llegar a un compromiso”.

La analogía de Waltz pasa por alto un contexto importante. Al igual que Ucrania, Gran Bretaña no celebró elecciones en tiempos de guerra debido a la emergencia nacional. Las elecciones de 1945 se celebraron tras la salida del Partido Laborista de la coalición de unidad nacional, pero solo después de que se lograra la victoria en la guerra europea y la paz estuviera asegurada. Sin embargo, las tropas británicas seguían luchando en la guerra del Pacífico.

Ucrania debía celebrar elecciones el año pasado, pero se retrasaron mientras el país se encuentra bajo el bombardeo ruso, con tropas en el frente y millones de refugiados en el extranjero. Esta realidad echa por tierra los llamamientos para que el líder ucraniano se vaya y las afirmaciones de Trump de que Zelensky es un “dictador”, otro de los favoritos de la propaganda rusa. En diciembre, el expresidente ucraniano Petro Poroshenko, que lidera el mayor partido de la oposición ucraniana, dijo en un foro del Consejo de Relaciones Exteriores que las elecciones deben tener lugar sólo “60 días después de nuestra victoria”.

Grieta creciente en la alianza occidental

El vilipendio de Zelensky en Washington y su abrazo en Londres dejaron al descubierto un distanciamiento entre Estados Unidos y sus aliados europeos, precipitado no solo por Ucrania, sino por la advertencia de la administración Trump de que el continente debe asumir ahora la responsabilidad principal de su defensa convencional.

El mejor escenario para la última iniciativa europea es que demuestre a Estados Unidos que el Reino Unido y sus amigos de la Unión Europea se toman en serio el cumplimiento de los llamamientos de Trump a vigilar un eventual acuerdo de paz y que las promesas simultáneas de aumentar los presupuestos de defensa preservan la alianza de la OTAN a pesar del escepticismo del presidente.

Europa puede estar apostando a que Trump necesita su ayuda para forjar un acuerdo de paz que él reivindicaría con razón como una gran victoria. Y aunque los intentos del presidente por forjar la paz han sido hasta ahora erráticos y han favorecido las posiciones de Putin, su amistad con el hombre fuerte del Kremlin significa que puede ser el único líder occidental capaz de convencerle de que se siente a la mesa.

Los europeos recibieron algunos estímulos de un papel más ecuánime de Estados Unidos el domingo cuando Waltz dijo en State of the Union que un acuerdo “iba a tener concesiones rusas sobre garantías de seguridad”.

Pero Trump aún no ha accedido a las peticiones de Starmer y Macron de un respaldo estadounidense a cualquier fuerza de paz liderada por británicos y franceses. El primer ministro británico trató de descartar las sugerencias de tensión con el equipo de Trump, diciendo el domingo: “No acepto que Estados Unidos sea un aliado poco fiable”.

Aun así, dos altos cargos de la órbita de Trump trataron de sabotear la iniciativa europea.

Tulsi Gabbard, directora de Inteligencia Nacional, argumentó que los países europeos que apoyaron a Zelensky tras su salida de la Casa Blanca “no están comprometidos con la causa y los valores de la libertad” y no creen en la paz. Sus declaraciones en Fox News Sunday causarán alarma en Europa, ya que recuerdan los temas de conversación de Moscú y debido a su papel como principal espía de Estados Unidos.

Y Elon Musk, aliado de los extremistas de ultraderecha en Europa y crítico con los líderes de la región -incluido Starmer-, se burló de la cumbre de Londres. “Los líderes de la UE y Zelensky celebrando cenas elegantes mientras los hombres mueren en las trincheras”, escribió en X. “¿Cuántos padres no volverán a ver a su hijo? ¿Cuántos hijos no volverán a ver a su padre?”.


Análisis de Stephen Collinson, CNN.