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Hace algunas semanas un estudio noruego dio a conocer que se encontró en este país una cantidad “sustancial” de metales y minerales en su lecho marino, lo interesante de este hallazgo es que se trata de las tierras raras.

Las tierras raras tienen una gran demanda por su papel que desempeña en la transición a una economía más verde, es por ello que en Minería 360 conversamos con la doctora en Geografía de la Universidad de Berkeley, Julie Klinger.

La doctora explicó que este recurso tiene fantásticas propiedades magnéticas y de conducción, lo que significa que permite construir magnetos que pueden ser usados en vehículos eléctricos, en turbinas eólicas y en numerosos usos científicos y energéticos.

Al tratarse de una minería submarina, organizaciones medioambientes han estado en contra de esta exploración, puesto que al remover la tierra para extraer los minerales se libera sulfuro, el cual al entrar en contacto con el agua y el aire se convierte ácido sulfúrico, un componente altamente dañino para biodiversidad que habita el océano.

“Si bien nuestra historia es bastante dolorosa y difícil sobre la extracción de tierras raras, mentes brillantes alrededor del mundo han trabajado en la última década y más para desarrollar más minas de tierras raras sustentables”.

Tierras raras en Chile

La autora del libro Fronteras de tierras raras: de los subsuelos terrestres a los lunares, dijo que en Chile hay presencia de tierras raras, pero existe una “gran transformación política en camino que puede transformar la manera en que se hace la minería, para asegurarse que el medioambiente y los trabajos están siendo protegidos”.

 “El desafío que tenemos actualmente en Chile o en cualquier parte es cómo apoyamos a las personas, a los investigadores, las compañías que quieren hacer lo correcto para que podamos cambiar nuestro paradigma para la extracción y procesamiento de tierras raras”.

Klinger detalla que el marco económico predominante es el que favorece a quienes pueden producir tierras raras de una manera más barata, presentándose como un desincentivo directo a la inversión en prácticas responsables social y ambientalmente“.

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