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Este domingo 18 de octubre se conmemora el primer aniversario del estallido social en Chile, instancia que fue analizada por Eugenio Tironi, sociólogo y académico de la Universidad Católica, en conversación con CNN Chile.

Según sostuvo, el estallido “fue un quiebre muy importante” de la realidad en el país, causado por “una molestia que había estado reprimida”.

Sin embargo, aseguró que “no fue la acción solo de un pequeño grupo” el origen de esta crisis social, “sino que fue algo que expresó una demanda mucho más masiva”.

La particularidad del 18-O, según explicó, radica en que “el respaldo que recibieron los grupos que incendiaron el Metro o que incitaron los saqueos, fue muy amplio en la población. Y esto mismo desató una movilización nunca antes vista” en Chile, dando paso a un acuerdo “inédito” en la clase política y que apunta al proceso constituyente.

“Esto genera un antes y un después en la sociedad chilena”, sentenció Tironi.

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Violencia versus manifestaciones pacíficas

El sociólogo hizo hincapié en que “parte de la movilización se realiza sobre zonas quemadas, estaciones de metro destruidas, o sea no son totalmente independientes”, asegurando que “la movilización se realiza en cierto modo estimulada por la violencia”.

De todos modos, Tironi añadió que “la violencia va generando cada vez menos respaldo de la población, pero esa reducción del respaldo es muy lenta y persiste”.

Lo anterior se explicaría porque hay una idea expandida en la población y que hace referencia a que “se crea la imagen de que sin este acto de sacrificio, sin este desgarro que es la violencia, los cambios no se producen”.

Proceso constituyente

El acuerdo logrado en noviembre de 2019 entre las figuras políticas y que desencadenó el proceso constituyente, cuyo punto cúlmine se produce este 25 de octubre con el plebiscito, el académico aseguró que “es como la vacuna contra el COVID-19 (…) no tenemos mas alternativa”.

No estamos seguros de que esto vaya a funcionar, pero no tenemos otra opción. La otra opción es la represión masiva, la violencia por parte del Estado con un costo enorme en derechos humanos y un quiebre en la ciudadanía chilena”, detalló Tironi.

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Asimismo, indicó que “vamos a tener que aprender a convivir con algunos grados de violencia hasta que estos grupos se vayan apagando y esto va a tomar un tiempo”, ya que “estamos dando una respuesta política e institucional a un fenómeno que tiene muchos componentes sociales, antropológicos y es bastante misterioso”.

Finalmente, argumentó con que “no hay una respuesta mágica” al estallido social y la violencia asociada, por lo tanto, esto no dependería de si “el plebiscito es masivo o si el proceso constituyente se hace bien”.

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