Por Mónica Rincón
{"multiple":false,"video":{"key":"ycVjcWbJWEa","duration":"00:02:25","type":"video","download":""}}

Nos dijeron cuando chicos/Jueguen a estudiar/Oías los consejos/Los ojos en el profesor/Y no fue tan verdad, porque esos juegos al final/Terminaron para otros con laureles y futuro/Y dejaron a mis amigos pateando piedras.

Parte de una de las letras de Los Prisioneros, de 1986, y desde entonces hay una brecha urgente, grave, lacerante que no se cierra, entre quienes estudian en colegios privados y municipales. Y lo recuerdan los los resultados de la PSU.

El talento está repartido parejo por todo Chile, pero en algunos lugares da muchos más frutos que en otros. La desigualdad se reproduce geográficamente en un mapa donde pobreza y malos resultados van por lo general de la mano y donde a medida que te alejas del centro todo empeora.

Las cinco mejores comunas de la PSU están en la zona oriente (la de más recursos) de la Región Metropolitana. El 60% de los puntajes nacionales en la capital cuando esta región sólo tiene el 38% de la matrícula nacional.

Es una brecha que parte y se origina en las diferencias de capital cultural entre una familia y otra: acceso a libros, padres con estudios, acceso a herramientas como computadores y un largo etcétera. Y la escuela, el colegio, la instancia que debiera suplir esas diferencia no lo logra y salvo excepciones la agudiza.

Es historia antigua, no lo descubrí hoy por si alguien va a decir eso. Pero a muchos nos sigue indignando y preocupando. Hay avances, pero insuficientes. Probablemente porque es un tema que no renta para la siguiente elección, porque los resultados de todo lo que se hace en calidad de educación cuando es en serio se ven a largo plazo.

Y resulta que es la revolución que necesitamos, es la reforma que merecen los futuros estudiantes.

Con qué cara pedirles esfuerzo o dedicación, cómo asegurarles que con talento es suficiente. Si los de menos recursos, los que estudian en una provincia lejana saben que a otros les enseñan secretos que a ellos no, que a otros les dan esa cosa llamada educación. Que el lugar donde nace no los determina, pero si es de pocos recursos les hace el camino muy cuesta arriba.

Todavía para millones hay demasiadas posibilidades de aún con esfuerzo y talento terminar pateando piedras.

Lee también: Daniel Matamala por PSU: “Para muchos la igualdad de oportunidades y la meritocracia no son más que falsas promesas”

Tags:

Deja tu comentario